Friday, April 07, 2017

Forasteros en el aire: los OVNIS y la aviación civil



Forasteros en el aire: los OVNIS y la aviación civil
Por Scott Corrales © 2017 para Arcana Mundi

A las 18h el 31 de mayo de 2016, un pasajero anónimo a bordo de un vuelo que realizaba sus maniobras finales para aterrizar en el Greater Pitt International Airport de Pittsburgh, Pennsylvania casualmente miró por la ventanilla para ver algo inesperado: una esfera ligeramente rojiza de la que proyectaba una antena. El objeto parecía tener otras antenas en su circunferencia, y su superficie no era del todo lisa.

El extraño objeto se aproximaba en el sentido contrario al vuelo del avión al nivel del ala.

"Fue un evento que duró poco más de un segundo", informó el testigo a la organización NUFORC (National UFO Reporting Center) varios días después. "No le dije nada a la tripulación del avión al salir, aunque tenía ganas de hacerlo."

En nuestra época, con los cielos plagados de drones militares y comerciales, amén de los aparatos utilizados bromistas que se valen de esta tecnología para engañar a los investigadores del fenómeno, un caso como el anterior es de poca monta si lo comparamos con eventos más antiguos. ¿Será que la inteligencia detrás de los ovnis se ha cansado de jugar con las vidas de los pasajeros en nuestros aviones?

No hay duda de que el fenómeno ovni – el verdadero fenómeno y no las manipulaciones militares o de agencias con fines nebulosos – es inteligente y plenamente consciente del peligro que representan maniobras arriesgadas que pueden poner en jaque nuestras máquinas voladoras. Si se trata de un fenómeno extraterrestre (cosa que aún no se ha establecido a ciencia cierta, y dudo que se haga en el futuro previsible), entonces el fallecido investigador George Andrews tenía razón al afirmar que dichas criaturas son la peor y más irresponsable ralea del universo, y que lo menos que deberíamos hacer es fomentar el contacto con ellas.

La pléyade de casos insólitos

El 22 de septiembre de 1977 prometía ser un día como cualquier otro para el capitán George Didlake de la aerolínea estadounidense Continental, acostumbrado a realizar los largos vuelos de rutina entre Los Ángeles y Miami. Habiendo hecho escala en El Paso, Texas a las cinco de la madrugada hora local, el vuelo 954 ascendió a la elevación indicada de 33,000 pies. Justo cuando el capitán iba a darse la vuelta para hablar con su piloto, el primer oficial Jack Forsythe, detectó un movimiento extraño en la ventanilla posterior de la cabina del Douglas DC-10: un objeto se acercaba a toda velocidad, dispuesto a tomarle la ventaja al avión de línea. La oscuridad no le permitió distinguir la configuración del intruso, tan solo la hilera alargada de “ventanillas” recorrían el fuselaje del aparato.

El capitán y el copiloto intercambiaron pareceres, suponiendo a primeras que se trataba de otro avión, pero dándose cuenta de que la velocidad del extraño era superior a la de cualquier otro avión civil. El objeto siguió de largo, acelerando a una velocidad que el capitán Didlake tildaría de “inconcebible”, comparándola con el efecto producido por una película a la que se le han quitado marcos para hacer que la aceleración parezca instantánea.

El ingeniero de vuelo Russ Goodenough había abandonado su puesto para unirse a sus colegas, convirtiéndose en el tercer testigo del suceso. Para estas alturas, el objeto se había internado en un banco de nubes a quince millas de distancia, manteniendo la misma altura y rumbo, reapareciendo posteriormente sobre las nubes y elevándose a 45 grados. Para estas alturas, el misterioso intruso reflejaba la luz solar, aunque el sol aún estaba por debajo del horizonte. La distancia entre el OVNI y el vuelo 954 se hacía cada vez mayor, hasta que se perdió de vista, probablemente en camino a las capas superiores de la atmósfera.



El capitán manifestaría posteriormente que el objeto no parecía estar interesado en su avión, sino a llegar a su destino, siguiendo una ruta deliberada y planificada de antemano.

El DC-10 no sufrió desperfectos ni interferencias electromagnéticas durante la aparición del fantasma de los aires. Los tripulantes pudieron llevar el registro de la duración del suceso – unos 30 segundos. Durante el vuelo de regreso a Los Ángeles, un controlador de la torre de Houston informó al capitán Didlake que dicha torre había sido avisada de la presencia de un OVNI desplazándose a gran velocidad dos horas antes del avistamiento del vuelo 954.

A la postre, el piloto de Continental recibiría la visita de los militares, quienes le informaron que la USAF había recibido informes de distintos aviones de línea (uno de ellos el vuelo 99 de Continental, que salía de Socorro, Nuevo México, rumbo a el Paso) que habían avistado objetos extraños durante sus travesías. Lejos de sufrir represalias, la aerolínea felicitó al capitán Didlake por su franqueza y su buena disposición para hablar sobre el incidente.

Pilotos, radaristas y ovnis

Hemos examinado los misterios de los Grandes Lagos en otros artículos para Arcana Mundi ("Desapariciones en los grandes lagos" - http://arcanamundiblog.blogspot.com/2015/06/desapariciones-en-los-grandes-lagos_2.html y "El enigma de los grandes lagos" - http://arcanamundiblog.blogspot.com/2008/02/el-enigma-de-los-grandes-lagos-por.html) pero esta región de América del Norte representa una fuente inexhaustible de casos insólitos, y algunos de ellos incluyen misterios del aire.

Una muestra lo es el incidente de 1995 sobre el Erie, el más pequeño y somero de los lagos, y la luz misteriosa detectada no por uno sino dos aviones de línea. El vuelo 5959 de Air Shuttle y el 3179 de Mesaba Airlines entablaron un diálogo tripartita con la torre de control del aeropuerto de Cleveland sobre la extraña situación.

El piloto anónimo del vuelo 5959 afirmaba que la luz estaba "atenuando su brillantez y luego aumentándola", describiendo el fenómeno como una luz giratoria con una especie de objeto discoidal que le daba vueltas. El avistamiento era confirmado por el vuelo 3179 que acababa de despegar de la ciudad de Detroit. "Lo que vi fueron varios destellos de luz que parecían relámpagos. Seguí mirando y su brillantez disminuyó. Parecía estar situado debajo del nivel de las nubes."

El capitán del vuelo de Mesaba le hizo señales al objeto desconocido con las luces del avión sin obtener resultado, mientras que los radaristas en tierra comentaban que sus instrumentos no mostraban nada en el cielo en ese momento. Curiosamente, la torre de control pidió al piloto de Mesaba que le sacara una foto al objeto, cosa que hizo de buen grado: “Quiero que usted sepa que le tomado una foto al objeto", dijo el capitán. "También salen algunas estrellas, así que se trata de la luz más baja en esas fotos".

Un aviador de Cincinnati, Ohio (EEUU) se ha pronunciado sobre el tema sin rodeos. David McDonald expresó lo siguiente al rotativo electrónico Huffington Post: "No cabe la menor duda de que el personal de aviación los ve [ovnis] y los ve a menudo. Sin embargo, a nuestro leal saber y entender, jamás ha habido un incidente durante el que un avión ha chocado con uno, o haya sido atacado por uno".

El piloto particular Floyd Hallstrom se encontraba al mando de su avioneta Cessna 170A el día de año nuevo de enero de 1978, viajando entre las californianas ciudades de Oxnard y San Diego. El vuelo rutinario le llevaba sobre el gran aeropuerto internacional de la ciudad de Los Ángeles - LAX - cuando le pareció ver un punto de luz que viajaba en su dirección a gran velocidad. No pudo verle alas, así que pensó que se trataba de un helicóptero, pero esta posibilidad quedó descartada debido a la gran velocidad del punto luminoso: Mach 1 (650 millas por hora). Hallstrom, de antecedentes militares, se indignó al pensar que cualquier profesional del aire sería tan altanero como para volar a la velocidad del sonido sobre un aeropuerto tan congestionado y a baja altura -- unos escasos seis mil quinientos pies.

A pesar de ello, el piloto pudo ver que se trataba de un objeto semiesférico con ventanillas pequeñas y oscuras que rodeaban su circunferencia. El metal del aparato era sorprendentemente lustroso, haciendo pensar a Hallstrom que se trataba de níquel, acero o cromo en vez del aluminio convencional utilizado por la aviación.

Hallstrom trató de informar a la torre de LAX, pero sus intentos fueron infructuosos. La torre de Ontario, el otro aeropuerto de Los Ángeles, le indicó que le sería necesario dar parte sobre el encuentro a Brown's Field en San Diego...pero dicha torre se lavó las metafóricas manos, advirtiendo que era necesario informar a la FAA (Autoridad de Aviación Federal) de cualquier objeto desconocido. Ni la popularidad de la recién estrenada película de Steven Spielberg, "Encuentros en tercera fase", parecía haber avivado el interés de las agencias federales, y que la FAA le invitó a comunicarse con algún centro de enseñanza superior interesado en tales asuntos.

Guillermo Giménez: Alguien Nos Vigila, Los Misteriosos Hombres de Negro



Alguien Nos Vigila, Los Misteriosos Hombres de Negro
Por Guillermo D. Giménez, Planeta UFO


EL EXTRAÑO LENGUAJE


El ladrido de los perros despertó a Joseph Henslik, en Greenland, Long Island, Nueva York, una mañana de octubre de 1967. Al mirar hacia fuera quedó visiblemente sorprendido, un extraño objeto circular revoloteaba por el edificio de Correos, cercano a su casa. Apresurado tomó su máqui¬na fotográfica y corrió hacia el patio. Descargó su rollo de película contra el disco luminoso, que llevaba una torreta en su parte superior. En ella, se divisaban ventanas. Como el objeto se hallaba a poca altura, fácil fue suponer que las fotografías resultarían excepcionales. Pero, lo que Henslik no tuvo en cuenta apareció luego: dos días después que le fueron devueltos los negativos (que eran realmente nítidos), fue visitado por una pareja de hombres desconocidos. Cuando regresó a su casa -a una hora tan imprevista como las 3 de la mañana-, se encontró con que lo estaban esperando. Eran de estatura mediana, cabello negro y tez profun¬damente morena. Ambos vestían ajustados pantalones negros, jerseys del mismo color (hasta el cuello) y una campera que -según el dueño de casa¬- semejaba la chaqueta negra de un smoking o pijama.

“Queremos hablar con usted -interpeló uno de ellos en un idioma singu¬lar, con ligero acento escandinavo-, pertenecemos al gobierno".

Sigue el testigo diciendo que no le mostraron absolutamente nada, pues "pertenecían a una agencia secreta del Estado". Más tarde se explayaron en detalles sobre la vida íntima de Joseph que éste quedó francamente impresionado. "Sabemos que usted ha tomado fotografías que pueden ser consideradas como auténticas y en nombre de su familia, el Gobierno y el mundo, le pedimos que nos las entregue”. Los visitantes recibieron como respuesta una confusa explicación, donde se les comentaba que no habían vuelto de la casa reveladora. Prometieron regresar al día siguiente. Fue cuando Henslik examinó con la lupa los negativos y descubrió algunas marcas muy claras en el OVNI (pero la copia estaba borrosa para permitir una lectura clara).

"Si hubiera hecho yo las copias hubiera conseguido más sombra en torno a las ventanillas del artefacto. Pero, lo que más me preocupaba era el retorno de aquellos personajes. Fue exactamente a las 3 de la mañana del día siguiente a la primera visita, que aparecieron. No dos, sino tres. Todos vestidos de negro. De nuevo me amenazaron vagamente cuando negué las copias. Por ultimo les dí los negativos. Los revisaron tranquilamente con una linterna. Luego, se marcharon, advirtiéndome de que no hablase una palabra ni mencione las fotos”.

Para sorpresa mayor del testigo, no alcanzó a ver vehículo alguno que los trasportase, pese a que vivía en las afueras y hubiesen necesitado uno.

¿Cómo salieron de aquel lugar?. Nunca se supo. Sin embargo, las miste¬riosas maniobras de los Hombres de Negro siguieron impunes.


LO IMPOSIBLE HECHO REALIDAD



El biólogo Ivan T. Sanderson (fallecido en circunstancias no muy claras), detalla con lujo de detalles un nuevo encuentro “con lo imposible” en su libro “Uninvited Visitors”. Veamos lo sucedido:

“En su momento se presentó ante la puerta de una familia que había sido testigo de la aparición de un OVNI, la persona más singular que puede imaginarse. La noche era muy fría, el individuo llamó a la puerta y se anunció como agente de seguros. Tendría unos siete pies de estatura (1,75 mts), cabeza pequeña, piel blanquecina, miembros muy delgados denotando una fuerte constitución. Dijo buscar a un caballero que tenía el mismo nombre que el dueño de casa, ya que podría haber heredado una fuerte suma de dinero. Llevaba además un gorro de piel con visera y un traje negro. A pesar de la bajísima temperatura, no tenía nada encima del traje. Al entrar mostró una tarjeta de tipo oficial (aparentemente), y la guardó en un siantamen. Al cabo de un rato, mientras charlaba, dejó ver debajo de su "americana” sobre la camisa, una placa oficial, que inmediatamente cubrió con la mano, quitándosela. Pidió exactamente cuarenta minutos para formular preguntas. Cuando se le dijo que sí, pasó treinta de ellos refiriéndose a una cicatriz que el dueño de casa tenía en el pecho, desarrollando detalles que ni siquiera eran conocidos por los mismos familiares. Luego se levantó para irse. Los diez minutos finales los pasó facilitando a los asombrados interlocutores, un largo e intrínseco acertijo, pidiendo ayuda para resolver el enigma. Acto seguido, se fue. Mientras duró la entrevista, la hija mayor de la casa sintió viva intriga porque –al resbalar el pantalón del extraño visitante hacia arriba- por las huesudas piernas divisó un cable verde, que le salía por debajo de los calcetines y ascendían por la pantorrilla, hasta incrustarse en la carne, en dos puntos separados por una cicatriz de 2 ó 3 centímetros de largo. Como consecuencia de ello, la chica se ocultó en la parte trasera de la casa y observó la salida del hombre. No había luces y el lugar estaba oscuro. Sin embargo, pudo apreciar un coche negro, sin placa, que salió de un camino cercano proveniente del bosque lindante. Había más de dos hombres en su interior. El individuo subió y desaparecieron en la ruta”.

Hasta aquí el relato. El testigo nunca más habló acerca de lo observado.


EL EXTRAÑO SUCESO MUNDT


Un nuevo episodio y de consecuencias espantosas, fue lo ocurrido a me¬diados de agosto de 1977, en Flaxton, Arkansas, teniendo como protagonis¬ta a Mr. Charles Mundt, quien es testigo de una observación OVNI y de la presencia de los Hombres de Negro.

Mundt había regresado a su casa, luego de venir de su oficina a las nue¬ve y cuarto de la noche. Antes de entrar a la misma, decide cerrar las ventanillas de su automóvil, situado en la acera de la puerta de su casa.

Al regresar, observa en las copas de los árboles unas luces zigzagueantes que iluminaban la acera y el jardín de su casa.

Creyendo que era el único testigo de este Fenómeno OVNI, observa dos hombres vestidos de negro, justo debajo del árbol donde se encontraba el objeto volante. Mundt trató de dirigirse hacia ellos, pero una fuerza ex¬traña lo paralizó. Uno de los hombres lo miraba muy fijamente. De pronto ambos seres se perdieron en la oscuridad de la noche. Fue entonces que Mundt siente que un rayo lo atravesaba de la cabeza a los pies, comen¬zando a sentir una "vibración" por todo el cuerpo.

Aquí comienza el espanto. Fue cuando el testigo involuntario entra a su casa para contarle a su esposa Liza lo ocurrido. Ella, sin prestarle atención, le pregunta quién era y qué hacía en su casa,

Su esposa, comenzó a llamar: “Charles, ven, un hombre ha entrado en la casa”.

Charles Mundt, ignorando el porqué del comportamiento de su esposa, decide mirarse a un espejo, sufriendo el testigo un tremendo shook.

”Pongo de testigo a Dios de que la cara del espejo no era mi verdadera cara. En la actualidad, a meses del suceso, me he dado cuenta de que la composición de mis moléculas ha sido cambiada y alguien ha ocupado mi lu¬gar físico. Mi cara y mi cuerpo son la cara y el cuerpo de otro hombre. Por alguna razón me han forzado a asumir una nueva identidad. Mi esposa no me acepta como su marido, como el verdadero Charles Mundt; sé que soy Charles Mundt, pero nadie me cree. He perdido todo: afectos, amigos, y lo más triste es que he perdido mi identidad”.

Un impresionante episodio, de los inescropulosos Hombres de Negro, sufriendo el testigo, espantosas consecuencias.


EL INCIDENTE DEL OFFICIAL UFO


El informe a presentar a continuación, fue lo ocurrido el 16 de septiem¬bre de 1977, en la revista norteamericana Official UFO, y que fuera publi¬cado en la edición de enero de 1978, de la misma.

Este es el relato de sus directores:

"Al igual que mucha gente, nosotros tampoco creíamos en aquellas histo¬rias escalofriantes en las que se habla de Organizaciones Secretas que no obedecen a ningún gobierno conocido y cuyas intenciones suelen ser destructoras. Hasta ese momento creíamos que la gente suele echar a volar su imaginación y crear personajes cuya realidad es nula, pues son producto de la fantasía.

"Pero algo nos ocurrió. Aquellos a quienes se llama H.D.N. (Hombres de Negro), nos “visitaron” personalmente y robaron nuestro archivo secreto: ahí realmente comenzamos a creer en todas aquellas extrañas historias que circulan en toda la extensión de nuestro territorio.

"Eran las seis de la tarde, nuestras oficinas ya estaban cerradas y la gente se había retirado, a excepción del editor Jeff Goodman, quien se había quedado trabajando hasta tarde en un proyecto especial. Sonó el teléfono, desde el otro lado de la línea un hombre habló con voz profunda; decía: “Por su seguridad personal le hago esta advertencia: no indague demasiado a fondo en lo que usted denomina '’Fenómeno OVNI". Evidentemente, usted desconoce la profunda seriedad de lo que investiga. El precio que puede usted llegar a pagar por tus indiscreciones dentro de este campo es mucho más tremendo de lo que usted imagina. No dijo más, un ligero “'click” indicó que mi interlocutor había dado por finalizada la comunicación. "U¬na patraña más -pensé- de las tantas que ocurren a diario en la redacción”. Fui escéptico, no creí en esa amenaza. Actualmente puedo decir que ser demasiado escéptico puede resultar muy peligroso.

”A partir de esa llamada comenzaron una serie de acontecimientos que pusieron en prueba el sistema nervioso de nuestro grupo de trabajo.

“Todos notamos ligeros cambios en la redacción. Los teléfonos sonaban sin que nadie respondiera al levantar el auricular.

"De pronto emitían ruidos sordos, sin motivo aparente; el tono de mar¬car a veces cambiaba por un molesto zumbido. Pensamos que habrían sido intervenidos. Nuestro editor asociado, Charles Cowley dijo que había reparado durante varios días consecutivos en un automóvil sedán negro es¬tacionado frente a su residencia de Long Island. Luego de dos semanas de silencioso estacionamiento, dicho coche había desaparecido misteriosamente.

"A la vez, el mismo coche que estaba estacionado frente a la casa del editor asociado había sido visto estacionado, pero... frente a las ofi¬cinas de la revista Official UFO, en pleno Nueva York.

“Cuando Cowley se percató de algo tan insólito como esto, algo así co¬mo un caso de bilocación, pensó que estaría sufriendo algún ataque de paranoia debido al exceso de trabajo; pero luego se dio cuenta de que todo lo que él no había querido hacer era enfrentarse con la verdad, la rea¬lidad total y absoluta. La llamada telefónica había sido efectuada con la finalidad de hacernos una advertencia y la amenaza se estaba cumpliendo; nosotros éramos continuamente vigilados y dicha vigilancia se encontraba a cargo de personas que pertenecían a una organización muy bien equipada e informada, puesto que sabían quienes éramos cada uno de los que for¬mábamos el grupo de trabajo del Official UFO; asímismo sabían a qué lu¬gares llamarnos a diferentes horas del día o de la noche; conocían per¬fectamente a qué tipo de información teníamos acceso.

"Durante el transcurso de estos acontecimientos ocurrió algo interesantísimo. La sección Departamento de Arte de nuestra revista había to¬mado esos días a un nuevo asistente. Su nombre era Ron, su apellido era muy difícil a tal punto que jamás lo logramos recordar. Ninguno de nosotros en un principio, notó algo extraño en él. Parecía ser un buen compañero de tareas, nada en él daba lugar a sospechas; era de altura mediana, del¬gado, pelo rubio, ojos grises verdosos, su voz era agradablemente profunda. No hablaba mucho con nadie, pero cuando lo hacía demostraba poseer una información muy completa sobre la temática OVNI; naturalmente esto no llamaba nuestra atención, pues todo el personal de la Editorial conoce e inclusive era aficionado al tema.

"Lo que nos resultó harto extraño fue que el tal Ron tenía acceso a información secreta dentro de la Editorial. Dos de los miembros del grupo de la redacción notaron en él extrañas actitudes cuando tenía que ac¬tuar social y no laboralmente. He aquí un ejemplo: una vez salió a almor¬zar con una de las secretarias de redacción, cuando llegó el momento de comenzar a comer dio muestras evidentes de no saber usar los cubiertos, luego cambió de opinión y pidió un sándwich, lo comió con las manos. La secretaria le preguntó qué le ocurría, el no respondió, pero la miró de una forma glacial.

“Al día siguiente de este incidente, el editor Cowley recibió desde su despacho otro mensaje telefónico. La misma voz grave de la vez ante¬rior. Sus palabras fueron: “Escuche con atención. Usted no se imagina cuan cerca suyo se encuentra la muerte. Se le advirtió por su propio be¬neficio. Usted está siendo vigilado. Todo movimiento es cuidadosamente monitorizado. Tenga cuidado, pues tiene usted en su poder unas fotografías tomadas por un fotógrafo de la Editorial que son extremadamente secretas. Si usted llega a publicarlas sería un suicida”. Luego hubo un silencio prolongado y el conocido "Click”.

"Cowley quedó estupefacto, sus manos temblaban cuando colgó el recep¬tor. Ignoraba de qué fotografías se le estaba hablando. Muy pronto lo su¬po; uno de los fotógrafos independientes de nuestra Editorial había logrado fotografiar, sin proponérselo, una extraña figura humanoide de que parecía ser de aire por lo transparente; detrás de dicha forma y suspen¬dido en el aire aparecía una forma oval, plateada. La foto fue casual; él había ido a tomarle una foto a un médico psiquiatra que estaba atendiendo a una persona que decía haber tenido un encuentro con seres extraterres¬tres y se pensaba en una alucinación, pero cuando estaba llegando a la casa de dicho profesional en Petulie, Ohio, vio lo que narré en los párrafos superiores y que logró fotografiar.

"El fotógrafo Jack Blackeley fue llamado a nuestras oficinas, acudió con las fotos en cuestión, todos las vimos, de inmediato las guardamos en la caja fuerte que es donde se encuentra el archivo confidencial; luego nos fuimos a nuestras respectivas casas.

"Al día siguiente nos encontramos con una gran sorpresa. Tres hombres vistiendo trajes oscuros y gafas de sol irrumpieron en la redacción, se dirigieron directamente al despacho del editor.

"Le preguntaron dónde las había guardado.

"Jeffrey Goodman aparentó no saber de que le hablaban. Sólo uno de ellos hablaba: "Usted sabe muy bien a que me refiero" y comenzó a empujar suavemente pero en forma firme a Goodman hacia el enorme ventanal, en el pi¬so 12 sobre Park Avenue. "Si no me dice dónde están las fotos, en dos mi¬nutos ya no estará vivo; cada segundo lo acerca más y más a su propia muerte". Sus cómplices lo revolvían todo, destrozaban, forzaban cerradu¬ras. Nosotros, junto al editor asociado Jack Cowley, tratábamos de abrir la puerta en vano, estaba muy bien asegurada. De pronto, silencio total solo escuchamos: "Usted, Mr. Goodman, es un tipo de suerte”. Habían en¬contrado las fotografías comprometedoras. Luego se retiraron como habían llegado, ignorando a todo el mundo. Extrañamente, la Policía qué había si¬do llamada en el instante en que los "Hombres de Negro" irrumpieron en nuestras oficinas, apareció cuando éstos ya habían desaparecido.

"La sospecha de quién puede ser esta gente no da lugar a muchas suposiciones; evidentemente, el Pentágono acoge en su seno a una organización no sólo formada por seres humanos, sino también humanoides."

Hasta aquí lo expuesto por la revista norteamericana.

Una nueva víctima de los peligrosos Hombres de Negro, buscando material confidencial, continuando con su tarea amenazadora.


... CONTINUARÁ ...


Guillermo D. GIMÉNEZ, Necochea - Argentina -

Monday, April 03, 2017

OVNIS en tierra y alta mar




OVNIS en tierra y alta mar
(c)2017 por Scott Corrales para Arcana Mundi

En 2014 se regó la noticia por Internet de que el servicio YouTube había presentado un videoclip francamente alucinante: un OVNI en todo sentido de la palabra saliendo del mar frente a las costas de Monte Hermoso (Necochea) en Argentina. Y no era una noticia falsa. El breve clip del objeto luminoso efectivamente estaba en el canal de vídeos y atribuido al Sr. Leandro Mitilli, con una fecha de 1/14/14. Las voces emocionadas de los espectadores son el testimonio innegable de que algo fuera de lo común tomaba lugar aquel día de verano. Otros vídeos en YouTube mostraban eventos parecidos que tomaban lugar en sitios tan dispares como el Báltico (Polonia, 2014) y el Golfo de México (Veracruz, 2013).

A comienzos del siglo XX la recopilación de objetos extraños y francamente asombrosos que salían del agua formaban parte de la provincia de lo paranormal regida por el gran Charles Fort, cuyas cajas de zapatos llenas de recortes de prensa atestiguaban al hecho de que algo raro sucedía en el reino de Neptuno. Bolas de fuego que salían del en 1887, mencionados en la revistas L’Astronomie y Nature; tres cuerpos luminosos que abandonaban el líquido elemento a novecientas millas al este de Atalia, Turquía, a menos de media milla del bergantín Victoria (18 jun 1845), y maravillosas ruedas de luz que salían del Golfo Pérsico.

Para mediados del siglo XX, autores como Vincent Gaddis e Ivan T. Sanderson agregaban no sólo casos sino conjeturas. El primero navegaba las aguas de los antiguos testimonios contenidos en las crónicas minuciosamente guardadas por Fort y otras menos conocidas que incluían tradiciones marítimas tan tétricas como olvidadas: buques fantasma, marineros fantasma (como el temible “Ladylips”, el espectro de un marinero que había perdido la quijada inferior en un accidente) y las sempiternas luces en las aguas. El segundo invocaba OVNIS y la posibilidad de una civilización submarina poco interesada en hacer contacto con la superficie, tal vez dispuesta a auxiliar a los perdidos en el mar o hundir naves que se acercaban excesivamente a sus supuestas ciudades bajo el mar.

En 1978, el boletín de la organización investigativa APRO (el "APRO Newsletter") comentaba a sus lectores un caso sucedido en 1973 en el estado de Luisiana, sin precisar mayores datos. Una mujer caminaba de largo frente a una de las grandes ventanas de su casa cuando pudo ver algo sobre las aguas del "bayou" (término geográfico que en Luisiana sirve para designar un cuerpo de agua formado por antiguos brazos y meandros del río Misisipi) que le llamó la atención. Se trataba de un resplandor o luz cuyo movimiento no le era del todo conocido. Acercándose al cristal de la ventana, tratando de determinar la naturaleza exacta de la luz, presenció el momento sobrecogedor de la salida de un objeto discoidal de entre las turbias aguas -- objeto que se alejó volando a una velocidad prodigiosa. La testigo confesó haberse quedado petrificada del miedo que infundido por aquel ingenio extraño. ¿OVNIS aprovechando el silencio de las aguas pantanosas, observados mayormente por cocodrilos y algunas serpientes? APRO no nos amplía detalles, y el caso se pierde en el vacío que nos separa de la década de los '70.

El 1ro de agosto de 1975, un adolescente llamado Brad Condon llegó en bicicleta a las orillas del lago Trinity en el estado de Nueva York, atravesando una alambrada con su caña de pescar para gozar de la actividad a la sombra de los árboles, como si de un Tom Sawyer moderno se tratara. A eso de las 19 horas, Condon se percató de lo que parecía ser una avioneta haciendo maniobras en el cielo.

Posteriormente, a las 20 horas, miró al cielo para ver un objeto esférico de color anaranjado del tamaño aproximado de una canica a un brazo de distancia. El joven pensó a primeras que podía tratarse de algún meteorito, anotando la hora en su reloj para confirmarlo posteriormente con los observatorios. Fue entonces que descubrió que no era un meteorito, ya que no dejaba cola en el aire y se movía sumamente espacio. Se dio cuenta de que presenciaba alto fuera de lo común cuando el objeto cambió de rumbo y comenzó a dar vueltas sobre el lago Trinity.

Poco después, el objeto se detuvo abruptamente y comenzó a descender en vertical, mudando sus colores del anaranjado al blanco. “Era anaranjado, y de repente, me di cuenta de que era blanco”, afirmaría Condon posteriormente a los investigadores. El objeto descendía inexorablemente, emitiendo un olor a “huevos podridos” (ácido sulfhídrico) que hizo que testigo vomitara. El OVNI se asentó sobre las aguas sin romper la superficie violentamente, ocupando dos minutos completos en sumergirse, evento que tomó lugar a las 20:35 horas según el reloj del testigo, quien consideró prudente retirarse de la zona, sintiendo una desacostumbrada ardentía en sus ojos. El joven Condon le contó lo sucedido a su padre, y ambos volvieron a la zona al día siguiente sin encontrar nada. El padre comentaría a los investigadores del caso que la condición agitada y emocional de su hijo le preocupó sobremanera, y que no dudaba la veracidad de los hechos.

Un caso aún más raro sobre objetos desconocidos en los mares nos llega de 1964, cuando un marinero que permaneció en el anonimato, temiendo represalias, faenaba en un buque tanque con el rango de segundo ingeniero de máquinas. El marinero se hizo amigo de su superior, el ingeniero en jefe, y sus charlas pasaron de las nimiedades de siempre a algo más inquietante - el tema de los "platillos voladores" que aún era bastante novedoso en aquel momento.

Una tarde después de la hora de la cena - entre las 17h y 18h - mientras que el barco iba rumbo al norte a lo largo de la Corriente del Golfo, el capitán y su primer oficial salieron al ala del puente de mando a contemplar el mar. De repente, ambos hombres presenciaron la manera en que las aguas comenzaban a burbujear, vaticinando la salida de algún objeto, y en este caso ambos hombres de mar esperaban ver un submarino. Pero el objeto no sólo rompió la superficie, sino que salió disparado al aire varios cientos de pies, nivelándose y volando en línea recta hasta zambullirse de nuevo en el mar. Según declararía el capitán, el objeto seguía pareciendo un submarino aun cuando estaba en pleno vuelo, con torre de periscopio y claraboyas.

Según el testimonio del marinero que escuchó el relato de segundas, surgió un problema a raíz de la integridad del capitán, quien no dudó en hacer la anotación correspondiente en la bitácora. No sólo eso, sino que transmitió los detalles del suceso a la capitanía de puertos. Cuando el tanquero llegó a su destino, hombres de aspecto burocrático subieron a bordo para entrevistar a los testigos del evento. La duración de este encuentro con los oficiales se prolongó hasta el momento en que el capitán decidió no hablar más del asunto.
El marinero anónimo tuvo dudas sobre dar el relato a conocer a las agencias investigadoras del fenómeno ovni, decidiendo que era prudente hacerlo, porque "en algún lado yace un informe sobre OVNIS presentado por un hombre cuerdo, sobrio y responsable, y darlo a conocer sería lo correcto con vista a esclarecer el misterio del fenómeno".