Thursday, January 28, 2016

1978-1979: La CIA y los OVNIS



En agosto de 1979, William Spaulding, director de Ground Saucer Watch (GSW) escribió lo siguiente sobre la desclasificación de los expedientes de la CIA:

“Los documentos revelan algunos datos y hechos interesantes sobre el fenómeno OVNI. Los documentos pueden clasificarse en tres categorías principales que abordan lo siguiente:
1. Documentos acerca del uso de los avistamientos OVNI como dispositivos de guerra psicológica, ya sea de manera ofensiva o defensiva.

2. Documentos acerca de la vulnerabilidad de los Estados Unidos debido a la incapacidad de los militares en distinguir la “ferretería” real de la fantasmagórica.

3. Informes y reseñas de países extranjeros, remitidos a distintas agencias de inteligencia por las embajadas de EE.UU.

Gran parte de los datos están presentados como memorándums al Director de la Agencia Central de Inteligencia a través de distintos componentes de inteligencia. Partiendo de un memorándum de 1952 escrito por Marshall Chadwell de la OSI, la preocupación del gobierno por los OVNI es patente.

Los avistamientos y reseñas de las embajadas vienen de prácticamente todos los países en el mundo libre en donde existe influencia estadounidense o una base militar. Gran parte del material jamás ha sido publicado en la prensa norteamericana, y mencionado de pasada en los medios extranjeros. Surge una pregunta al analizar este material: Si los Estados Unidos finalizaron su interés oficial en los OVNIS en diciembre de 1969 bajo la recomendación del Comité Condon, ¿por qué sigue recopilando información sobre los ovnis?

En una carta dirigida a los abogados de GSW tras la liberación inicial de información, la CIA aceptó que dentro de sus dependencias y otros departamentos de inteligencia había 57 documentos relacionados a los ovnis que no podían divulgarse. Aunque se liberaron cerca de 1100 páginas de documentos debido al pleito, la CIA optó por reservar estos documentos, alegando exenciones bajo las directrices de la Ley de Libertad de Información.

GSW considera que estos 57 documentos son muy importantes. Los documentos ofrecerán información más sólida sobre la participación total de la CIA en las investigaciones OVNI del gobierno. Además, algunas evaluaciones sobre casos OVNI por parte de funcionarios gubernamentales, y los análisis fotográficos, están contenidos en los documentos reservados.

El 26 de febrero de 1979, tras una larga demora, La CIA contestó a nuestra petición jurídica de mostrar causa, es decir, explicar por qué no era posible liberar los documentos. Un afidavit de 200 paginas explicaba a los abogados en detalle el motivo de todo el blanqueo, las omisiones y las exenciones de material. La CIA insistió que algunos de los documentos eran "clasificados en demasía". Otras explicaciones incluyeron el no querer develar fuentes en este pais y en gobiernos extranjeros, y las dificultades que represntaba delatar los métodos de la agencia. GSW argumenta que esto no tiene nada que ver con la información solicitada.

Solo estamos interesados en los datos y no los nombres ni los métodos utilizados. Si los OVNIS no existen oficialmente, insistimos entonces que toda esea información debe ser suministrada a la comunidad científica para su estudio y sin las omisiones bajo la Ley de Privacidad. Cualquier otra cosa no bastará, y solo servirá para respaldar las teorías de encubrimiento."

El 15 de diciembre de 1978 se supo la verdad - o alguna parte de ella - en la guisa de 900 paginas de informacion relacionada a los ovnis, liberadas como respuesta a una demanda bajo la Ley de Libertad de Informacion (FOIA) radicada por la organizacion Ground Saucer Watch (GSW). El juez John Pratt le concedió a la CIA 90 dias para localizar sus documentos ovnis. La CIA produjo 700 paginas de documentos recibidos de otras agencias: USAF, Agencia de Inteligencia de Defensa, el ejercito, la marina, el departamento de estado y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). La CIA reconoce que no ha liberado todos los documentos en su haber sobre OVNIS. 57 de ellos siguen en reserva por motivos de seguridad nacional.

Los abogados Peter Gersten y William Briggs sugierieron a GSW que la CIA localizó en exceso de 5000 documentos. "Hay dudas graves sobre la validez de la supuesta busqueda de los expedientes por la CIA"

Monday, January 11, 2016

David Bowie y los OVNIS



David Bowie y los OVNIS
Por Timothy Green Beckley (columna “Saucers and Celebrities”, Revista Saga UFO Report, 1976)
Traducción para Arcana Mundi por Scott Corrales

El roquero inglés David Bowie titubeó cuando este columnista de UFO REPORT le preguntó si alguna vez había visto un OVNI, o experimentado contacto alguno con sus tripulantes.

Bowie, considerado una de las figuras de mayor popularidad en el mundo del pop contemporáneo, se ha hecho famoso por su representación del ser extraterrestre conocido como Ziggy Stardust. Junto con su grupo, The Spiders from Mars, Bowie realizó su primera gira del Reino Unido y de Estados Unidos hace ya varios años, creando una sensación en todas sus representaciones.

Ataviado en trajes centelleantes y futuristas (inspirados por el brilloso atuendo que los ovninautas supuestamente llevan), el compositor y vocalista integró semejante parafernalia futurista como “maquinas del tiempo” y “capsulas espaciales” a sus directos. Entre sus éxitos de mayor venta hay temas como “Space Oddity”, sobre un astronauta perdido en el espacio, y “Starman”, una viñeta musical que trata sobre la visita de un alienígena a la Tierra.

“Estoy sumamente interesado en la ciencia-ficción”, admitió Bowie durante una breve charla en los estudios de grabación de la RCA en Manhattan. “Siempre me ha fascinado la idea de que pueda existir vida en otras partes del universo, y la posibilidad de que seres del espacio puedan viajar hacia la Tierra”.

Entre los numerosos seguidores de Bowie, hay quienes afirman que su música contiene un mensaje profundo y simbólico, y que la talentosa estrella de rock ha tenido algún tipo de contacto con seres extramundanos.

En lo que se refiere a los OVNIS, David comentó lo siguiente: “No voy a decir que nunca he tenido un avistamiento o experiencia, ni te diré si la he tenido. De hacerlo, seguramente pensarías que estoy tratando de promocionar mis discos”.

En fechas recientes, Bowie ha trasladado su “fascinación” con la vida en el espacio exterior un poco más allá. Entrando en el mundo del cine, Bowie protagoniza una escalofriante epopeya de ciencia-ficción titulada “The Man Who Fell To Earth”. El largometraje es la crónica de un extraterrestre que, al igual que Ziggy Stardust, ha estrellado su platívolo en nuestro mundo, descubriendo la imposibilidad de ser aceptado en nuestra sociedad.

Friday, January 08, 2016

B. Ann Slate: Los Humanoides



Los Humanoides
Por B. Ann Slate
Revista Saga UFO Report (Enero 1979)
Traducción para Arcana Mundi por Scott Corrales

Los psíquicos han venido prediciendo la anticipada confrontación con los extraterrestres, pero al igual que sucede con la profecías sobre el “fin del mundo”, el magno evento nunca llega a cumplirse en el momento indicado. La razón es sencilla: los extraterrestres ya están aquí, desenvolviéndose entre nosotros sin que nos demos cuenta de ello.

Recibí una llamada telefónica una calurosa tarde de verano en 1975. Me llamaban dos mujeres, ambas de treinta años de edad, hablando sin rodeos y con un mensaje muy inusual que deseaban compartir conmigo. Ambas tenían PES desde la infancia, con el don de leer la mente de otro si deseaban sintonizarse. Eran las 9:00 p.m. cuando se dirigían hacia un centro comercial en Corona, California, y un automóvil que pasaba les llamó la atención. No había nada raro con el coche en sí, que era un Oldsmobile de carrocería azul y techo blanco. Tres hombres iban en la parte delantera y tres mujeres detrás.

Una de las mujeres me explicaba: “Cuando captas los pensamientos del humano medio, es lo de siempre, como la lista de las compras, preocupaciones sobre el trabajo o sobre un pariente enfermo, cosas por el estilo. Pero la gente en este vehículo tenía la mente en blanco, salvo por uno, que se preguntaba si las tablillas falsas estaban torcidas!”

Las dos clarividentes, aunque perplejas, tuvieron suficiente lucidez como para anotar el número de la tablilla del auto, y prosiguieron sus compras en el centro comercial, hasta que poco después sintieron alarmas en sus cabezas. Una chica de cinco pies y seis pulgadas de alto, en minifalda, caminaba hacia ellas. No había nada que la distinguiera de los otros patronos en ese momento. La rubia con pelo hasta los hombros les paso de largo, dirigiéndose hacia el mismo Oldsmobile que habían visto antes, que ahora estaba detenido en el estacionamiento del centro comercial. “¡Ella estaba comparando mentalmente el centro comercial con otro en su propio planeta!” exclamó una de las clarividentes.

Revisando las tablillas con el Departamento de Vehículos de Motor, resultó ser que pertenecían a Don y Edna Roberts de Kerman, California. Estos me informaron que aunque el número era correcto, su vehículo era un Ford verde del 1968, que seguía en su poder y que no se utilizaba para nada salvo compras locales en cualquier momento. La distancia que separa a Kerman y Corona es de casi 250 millas, una distancia que difícilmente puede considerarse como “local”.

Aunque no hay forma de comprobar lo anterior, suscita muchas preguntas de ser cierto. Si efectivamente hay alienígenas que se desplazan de un lado a otro en nuestras ciudades, ¿son lo suficientemente humanos como para pasar desapercibidos? ¿Dónde obtuvieron la ropa, vehículos, dinero y otros objetos de nuestra forma de vida? Más importante aún, ¿cuál era su propósito?
La investigación comenzó con indagaciones realizadas a uno de los más prestigiosos ovnílogos-historiadores en el país, Lou Farish del estado de Arkansas. De existir cualquier referencia a alienígenas y automóviles, Farish las tendría - ¡y efectivamente las tuvo!

Del boletín S.P.A.C.E #52, abril de 1961, editado por Norbert Gariety de Coral Gables, Florida proviene lo siguiente: “La zona involucrada está al sur de la carretera US 1 en South Miami. El avistamiento tomo lugar en un sembradío de tomates de siete acres de extensión, limitado al oeste por un campo de golf, al sur y al este por una arboleda de pinos de la Florida, y al norte por una calle de casas recién construidas. El testigo vive en una de las casas en esta calle. A las 10:15 p.m. el 6 de marzo de 1961, este hombre dijo haber visto un gran objeto con forma de dirigible cerniéndose a 100 pies sobre el campo de tomates. Este objeto, afirmó, era más grande que cualquier dirigible conocido, y durante su servicio militar, había visto unos muy grandes en la U.S. Navy. Mientras que miraba, se abrió una puerta en el centro del a nave y salieron tres objetos más pequeños que se perdieron en el cielo nocturno. La abertura era lo suficientemente grande como para dar cabida a una casa, según el testigo. A continuación, manifestó que tres automóviles fueron bajados a tierra junto con una cápsula oblonga. De esta cápsula salieron personas que entraron en los vehículos, que se desplazaron sobre el campo de tomates hacia la calle y de ahí a la U.S. 1. La cápsula volvió al interior del objeto, que ascendió hasta desaparecer. Una vez que los vehículos salieron del sembradío, el hombre llamó a su mujer para que fuese testigo del evento, y llegó a tiempo para ver la partida del objeto. Dieron parte a la policía, quienes vinieron al día siguiente y descubrieron los rastros en el sembradío que llevaban hasta la calle…”

Según el matemático y físico James M. Campbell en su libro Ufology, estas intrusiones inadvertidas en nuestra sociedad son muy posibles. “Se sospecha que entidades OVNI de estatura promedio tendrían poca dificultad en infiltrar nuestra sociedad. Obviamente son capaces de respirar nuestra atmósfera y no puede distinguírseles por su aspecto. Por supuesto, les convendría hablar el idioma apropiado con soltura y requerirían vestimenta ordinaria. Durante una misión bien planificada, uno o varios de ellos podrían aterrizar en la noche, no muy lejos de una zona poblada, caminar hacia el pueblo y mezclarse con los transeúntes. Con los fondos adecuados, serian capaces de establecer domicilios, ocupar trabajos y convertirse en elementos indiferenciados de la sociedad”.
McCampbell realizó un estudio sobre los hallazgos computarizados del doctor Jacques Vallée, determinando que de un grupo de avistamientos cercanos de ovninautas, cuyos tipos físicos incluían monstruos, enanos, gigantes y normales, 85 de 217 casos involucraban “normales”.



McCampbell, reconocido en las publicaciones American Men of Science, Who’s Who in Atoms, y elegido al cargo de director de la Northern California Nuclear Society, correlacionó las descripciones más comunes de estos “normales”: el cabello era típicamente largo y rubio, la frente alta, descritos como apuestos o juveniles por los testigos, y mayormente caucasianos con tonos de piel variables, dependiendo quizás del grado de bronceado.

La probabilidad del infiltramiento alienígena es una cosa - ¡la actualidad es otra!

En septiembre de 1969, durante el transcurso de sus deberes como guardabosques en el desierto del sur de california a unas 100 millas al este de San Diego, Wesley Van Horn se encontró con un grupo de quince personas sumamente nerviosas. Habían caminado desde sus respectivos campamentos en el parque nacional, dirigiéndose a una tienda cercana, cuando repentinamente uno del grupo noto un objeto redondo y grande descendiendo del cielo, cerniéndose antes de aterrizar a una milla de distancia en un desfiladero. El grupo de personas de edad mayor, normalmente sosegada, hacía gestos alocados y derrochando emoción cuando Van Horn pasó a su lado durante una inspección rutinaria del parque.

El guardabosques se detuvo y también llegó a ver el objeto silencioso y brillante desde la perspectiva desde una pequeña loma. No daba crédito a sus ojos. “Tal vez solo se trata de la luz solar reflejándose en una roca,” sugirió, pero los integrantes del grupo rechazaron la posibidad. Habían presenciado su descenso y aterrizaje.

“¿Será algún nuevo prototipo de avión que se ha estrellado?” preguntó otro de los testigos, pero su teoría tuvo tan poca aceptación como la de Van Horn. El OVNI había aterrizado de manera uniforme y silenciosa en la agreste ladera de la montaña.

Como anochecía, Van Horn regresó a la estación de guardabosques por unos prismáticos, pero ya era tarde. El sol se había ocultado tras las montañas y el desfiladero estaba en penumbras. El aeropuerto cercano informó que no había ningún avión perdido ni en apuros en esa vecindad.

Varios elementos de los guardabosques, incluyendo el guardabosques en jefe, habían presenciado el aterrizaje del extraño objeto en el desierto, pero la publicidad que resultó de todo esto causó problemas para todos los testigos. Van Horn decidió no mencionar el incidente a su superior, sobre todo porque era nuevo en el trabajo.

Al día siguiente, Van Horn condujo hasta la misma loma, barriendo el desfiladero con sus prismáticos, esperando hallar alguna explicación sencilla para el fenómeno que había presenciado la noche anterior. Si había algo ahí, estaba oculto por las piedras protuberantes. Mientras que entrecerraba los ojos para ver mejor, un Cadillac flamante se le acercó, y de su interior salió un hombre, preguntando dónde podía localizar al guardabosques en jefe. El hombre explicó que realizaba investigaciones para un grupo OVNI y estaba interesado el avistamiento del jefe dos años antes. Van Horn le contestó que el jefe no estaría de turno por varias horas, pero que estaba en plena libertad de estacionarse cerca de la oficina y esperar a que llegara.

Algún tiempo después, una vez concluidas sus tareas rutinarias, el guardabosques Van Horn volvió a la estación y trabó una charla con el investigador OVNI. “Me contó una historia que aún no sé cómo procesar,” escribió el guardabosques. “Escribo esto principalmente para ceñirme a los hechos, así que con el paso del tiempo, no se me olvide exactamente cómo fue todo. El visitante afirmó que algunos años antes, había realizado prospección en una zona desolada del desierto no muy lejos de donde nos encontrábamos. Le dio vuelta a una colina y al otro lado pudo ver una gran nave espacial en la distancia. Llegó a ver lo que parecían ser personas caminando alrededor de esta nave y varias enormes máquinas. Algunas máquinas parecían estar excavando mientras que otras movían rocas y tierra. Mientras que miraba esto, varias limusinas quedaron al descubierto, procedentes de una cueva o bóveda subterránea. El hombre manifestó estar sorprendido por todo esto y no creía lo que estaba viendo. Me preguntó por mi opinión al respecto y si le creía. Le contesté que era un relato sumamente extraño que resultaría difícil de creer. Recuerdo haberle dicho que nunca pensé mucho sobre los platillos voladores ni los visitantes de otros mundos. Tuve la impresión de que no mentía, pero por supuesto, existía la posibilidad de que fuese un enajenado mental, o engañado en alguna forma”.

“El forastero prosiguió su relato sobre la actividad en torno al OVNI y la maquinaria de excavación que sacaba las limusinas enterradas, cuando los humanoides le descubrieron. Pasó a contar la sorpresa que le causó el gran parecido que tienen con los humanos. La única diferencia consiste en una frente amplia que posiblemente indica una capacidad craneana mucho mayor. Debido a esta característica, los alienígenas utilizan sombreros tipo cowboy durante sus visitas a este planeta”.

El guardabosques Van Horn agrega: “Le juro que estar sentado en la limusina de aquel hombre, escuchando su relato detenidamente, tratando de encontrar algún cabo suelto o adivinar el motivo por el que deseaba contarla, en ningún momento se me ocurrió pensar el motivo por el que llevaba un sombrero cowboy, y que bien pudiese ser uno de los seres que me describía. En retrospectiva, esto me parece un tanto torpe, puesto que la única vez en mi vida que he ido a buscar una nave no identificada coincide con la llegada de este hombre, ¡para contarme semejante historia!”
Pero el relato del forastero no acababa ahí. Le dijo a los atónitos guardabosques que los ancestros de los alienígenas habían vivido en la tierra hace mucho tiempo, con una civilización muy adelantada. Con el desarrollo de los viajes especiales, y debido al aumento en las disputas nacionales y la amenaza de guerra, un grupo de científicos y otros abandonaron en planeta cuando resultaba claro que los problemas eran demasiado abrumadores para resolver y la destrucción masiva era inevitable. Me dijo que visitantes de esta civilización avanzada siguen visitando la Tierra, y que estaban especialmente interesados en el sur de California. Mencionó que nunca se implicarían en nuestros asuntos, y que se limitaban a ser observadores, interesándose de lejos como si aún hubiese algo de nuestra cultura que pudiese interesarles. Llegado este punto en nuestra charla, recordé que aún tenía deberes que realizar en el parque. Cuando volví minutos después, el hombre y su vehículo habían desaparecido”.

A Howard Menger, un renombrado contactado de los ’50, se le dijo que algunos de sus contactos eran visitantes de distintos mundos que venían a buscar los restos de su propia gente que aún vivía en la Tierra – descendientes de una antigua raza no originaria de este mundo. Se le dijo a Menger: “Muchos de los nuestros aún viven entre ustedes. Son de todas las condiciones sociales – trabajan en fábricas, oficinas, bancos, algunos tienen puestos de importancia en las comunidades, en el gobierno. Pueden ser sirvientas o barrenderos”.

Para Larry Foreman de Los Angeles, su primer contacto con los humanoides comenzó en marzo de 1959 con la sensación sobrecogedora de alguien le miraba. Sintió el deseo repentino e inexplicable de salir al desierto a realizar prospección. Luego, en su campamento, mientras que cocinaba algo de cenar, Foreman recibió la visita de un hombre de cinco pies y nueve pulgadas de alto, peso de 160 libras, y tez clara. “Llevaba puesto un tipo de traje que nunca había visto antes,” dijo Foreman, “pero la gente en el desierto suele vestirse de forma estrafalaria”.

Esto dio lugar a una larga asociación con “Bill” y sus amigos en puntos de reunión seleccionados de antemano en los desiertos del sureste de EE.UU. por espacio de nueve años, durante los cuales Foreman fue sutilmente guiado a lo largo de nuevas formas de pensar por su nuevo amigo, quien eventualmente le explicó que no provenía de este mundo. En su libro Passport To Eternity, Foreman describe estas reuniones de forma sencilla y creíble. Un libro salpicado de humor, con descripciones de la comida exótica de sus amigos, así como sus reservas mentales sobre “Bill” al comienzo.
“¿Era un ermitaño con muchas patrañas que contar o un científico chiflado? ¿Me había encontrado con algo en el desierto que debería haber evitado…un bromista que trabajaba en algún proyecto para las fuerzas armadas?”

En 1976 una mujer en Luisiana notó una enorme nube que flotaba sobre Belle Chasse Road, cerca de su hogar. Al conducir su coche bajo dicha nube, consiguió ver el centro de un gigantesco OVNI de tres plantas de altura, con hileras de luces redondeadas y policromáticas en cada nivel. La neblina oscurecía los detalles de la nave en cada extremo. Llegando a su casa, un pequeño auto rojo paso por su casa, prosiguiendo a una vereda que termina en un canal de desagüe. Los pasajeros eran dos hombres, sentados tiesamente en el asiento delantero y con bombines sobre sus cabezas. No hablaban, sino que miraban directamente hacia adelante. La testigo tuvo la impresión de que se trataba de alienígenas o posiblemente robots.

En Arizona, un hombre de ojos amarillentos/anaranjados y sin pupilas, y con piel casi traslucida, se internó en una tienda de pieles. No había cabello visible debajo del sombrero que llevaba puesto, y el propietario del establecimiento quedó plenamente bajo el control de este ser. El humanoide le tocó la mejilla con una uña larga, recibiendo la siguiente telecomunicación mental: “La marca lo dirá”.

La infiltración prosigue. Ciertas personas han tenido el valor de decir presente y testificar sobre su contacto con estos “normales”. Sin duda existen cientos de casos; tal vez miles.
Mientras que las palabras de nuestros visitantes interplanetarios son beatificas y llenas de magnificas promesas sobre nuestro futuro, no podemos de dejar de reflejar sobre nuestro pasado y nuestro impulso por adquirir nuevas tierras. ¿Estará alguien contemplando nuestro mundo con la misma codicia que Colón antes de pisar el nuevo mundo? Pensemos en James Cook, descubridor de Nueva Caledonia, cuya tripulación se mezcló con la población nativa de los mares del sur, justo antes de que llegasen los misioneros para cambiarlo todo…

Wednesday, January 06, 2016

OVNIS: Entre Sueños y Quimeras (2da Edición, 2016)



Este manuscrito fue quitado de Scribd.com por fuerzas desconocidas y desapareció por 3 años, sin copias en ningún ordenador. Milagrosamente apareció ayer en un disco duro en desuso y lo vuelvo a poner a la disposición de la comunidad ovnilógica. Esperemos que la "mano negra" que intervino la primera vez no reaparezca.
Invitamos a los amigos lectores de ARCANA MUNDI a visitarlo en Calaméo en el siguente enlace: http://www.calameo.com/read/0009741162c138111c8f7

Monday, January 04, 2016

Ovnis-bólido y fuegos de origen desconocido



Ovnis-bólido y los fuegos de origen desconocido
Por Scott Corrales © 2016

El misterio suele sorprendernos cuando estamos lejos del calor del hogar, ya sea conduciendo a lo largo de una carretera solitaria, avanzando por zonas inhóspitas y despobladas a pie, navegando las aguas de los lagos y mares de nuestro mundo o tan solo caminando a lo largo de playas solitarias en el atardecer. Estos encontronazos con lo desconocido pueden recorrer la gama desde avistamientos de objetos voladores no identificados, sin importar su origen, hasta sentirnos acechados por bestias de origen incierto como el Bigfoot de los bosques norteamericanos. En muchos casos, los testigos acaban presa de la confusión y la incertidumbre; en otros, del terror y el pánico -- “El temor a ser capturado y devorado,” como escribió Elías Canetti en su momento.
Hay casos que se escurren de la mano del investigador de más tenaz con el paso de las décadas, y a veces resulta posible recuperarlos aunque sea de manera parcial. En 1976, un lector de la revista SAGA UFO escribió una carta a dicha publicación mensual acerca de un incidente acaecido durante una vista a las Montañas Rocosas aquel mismo año. Aunque nos separan cuarenta años de aquella fecha, la emoción cruda de su testimonio sigue siendo capaz de conmovernos.

“El 4 de agosto de este año, encontrándome de vacaciones con mi familia en la Rocosas del estado de Colorado, acampamos cerca de la población de Dillon, justo al este de la sierra Gore. A eso de las seis y quince de la mañana, nos despertó una resonancia de baja intensidad que hizo temblar la tierra, y que a primeras parecía tratarse de un terremoto. Salimos de nuestras tiendas de campaña. Yo, mi esposa y mis dos hijos nos quedamos boquiabiertos, contemplando un bólido que bajaba lentamente entre la neblina desde las montañas al oeste. Su brillantez era tal que resultaba imposible distinguir detalles. Sólo puedo suponer que el bólido tendría unos setenta y cinco pies (22 m.) de diámetro. A la par que se iba acercando, la resonancia de baja frecuencia aumentó a niveles casi insoportables. A doscientas yardas de nosotros, se detuvo. La luz que emitía el objeto comenzó a pulsar lentamente. Tras un minuto, su brillantez había aumentado de forma dramática.

“Sin saber qué hacer, llevé a mi familia al cobijo de nuestra furgoneta, mirando totalmente sorprendido como el objeto se elevaba lentamente y liego salía disparado sobre nuestras cabezas sobre Hagar Mountain. En unos quince minutos había desaparecido por completo. Tras unos minutos, comenzamos a tranquilizarnos e hicimos lo posible por comprender lo que acabábamos de ver, dando parte a las autoridades locales, que nos informaron que no habían recibido reportes sobre aviones en problemas en aquel momento. Tras de explicarles que lo que habíamos visto no era ningún aparato convencional, se rieron y contestaron que ellos no sabían nada de OVNIS, y que tal vez lo mejor sería que me pusiese en contacto con la Fuerza Aerea.



“Antes de mi avistamiento, nunca hubiese creído que la parte más traumática de un encuentro OVNI se produciría tras el avistamiento. En la actualidad parece no haber ninguna agencia del gobierno interesada en hacerse cargo de semejantes informes, y las organizaciones ovnilógicas particulares solo parecen estar interesadas en la experiencia para jactarse de ser los primeros en haberla investigado”.

No sabemos si el testigo (que se limitó a firmar su nombre como “R.D.” y era oriundo de San Francisco, California) llegó a obtener una respuesta satisfactoria sobre su experiencia, o si alguien pudo consolar a su familia después del trauma experimentado.

Cuarenta años más tarde, no existe ninguna organización gubernamental interesada en semejantes vivencias, y pocos que se acuerden de ellas.

Las experiencias con bólidos, OVNIS que emiten llamaradas de fuego y bolas de fuego que maniobran de forma inteligente nunca faltan en las crónicas de lo paranormal. La más famosa de todas estas, aunque se habla poco de ella en la actualidad, tomó lugar el 7 de agosto de 1970 en la pequeña aldea de Sela-i-Dairo (Saladare) en Etiopía. A las once y media de la mañana, los moradores del villorrio vieron sus actividades cotidianas interrumpidas por un ruido sordo que provenía de un bosque cercano. La intensidad del sonido fue en aumento hasta que pudieron ver una bola resplandeciente de color rojo salir de la arboleda. La bola de fuego chocó contra varias viviendas, derribándolas a su paso, incinerando árboles y derritiendo el asfalto de la carretera. Como si esto no fuese suficiente, la fuerza desconocida se detuvo, retrocedió su camino y arrasó con muros de baja altura, deteniéndose justo en las afueras de la aldea, procediendo a desaparecer detrás de otra arboleda. El visitante infernal dejó un saldo de ocho heridos y un muerto, y los sobrevivientes coincidieron en la fuerza desconocida emitía un zumbido a la par que se desplazaba, con una duración total de diez minutos.

El doctor J.A. Hynek citó una carta recibida por el Center for UFO Studies (CUFOS) escrita por un médico afiliado a la ONU: “Algunos dijeron que el bólido tenía la forma del tronco de un árbol, mientras que los habitantes de una aldea vecina añadieron que el objeto les había sobrevolado, emitiendo un ruido ensordecedor, y que tenía forma esférica y con cola. La emoción era tal que visitamos la aldea en tres ocasiones, y tomé unas treinta fotos de las cuales le adjunto algunas. Parece como si una bola de cañón hubiera sido disparada a través de las casas […] Algunos piensan que se trataba de un meteorito, pero estos no pueden viajar de un lado a otro. No pudo tratarse de un tornado, porque los vientos no arrancaron los tejados de estaño, que permanecieron en sus sitios, aunque aplastados, derretidos y distorsionados. Hasta el momento no tenemos idea de lo que haya sido. El periódico “Assis” de Addis Ababa mencionó algo al respecto, clasificándolo como una tormenta. Le hago llegar el recorte de prensa. El periódico italiano le dedicó cinco columnas. Podemos desechar la posibilidad de vientos o relámpagos, el tiempo se encontraba claro y despejado. La aldea – al igual que Asmara – está a una elevación de 2,300 metros sobre el nivel del mar. Los relámpagos a veces se desplazan horizontalmente, pero como he dicho, el tiempo estaba despejado. Por otra parte, tenía una fuente de calor. Fundió el asfalto y los objetos de metal, dejando chamuscada la hierba y los arbustos, pero sin fuego ni llamas. Su impacto mecánico fue tremendo. Atravesó el muro de piedra del puente, que tiene medio metro de grosor, y tuvo suficiente fuerza para hacer más daño cuando vino de regreso.”

Los ovnis-bólido no se limitan a crónicas antiguas. El 9 de diciembre del 2015, testigos en la comunidad de Frenchtown, condado de Monroe, Michigan (EEUU) llegaron a ver dos bólidos "seguidos por un tercero" sobrevolando Brest Bay Marina desde el sur hacia el norte, siguiendo la franja costera de lago Erie. Posteriormente se observaría un cuarto objeto siguiendo la misma trayectoria. Curiosamente, la semana anterior (12 dic 2015) un testigo en Tampa, Florida había presenciado algo parecido: bólidos desplazándose lentamente en una formación de "V". En el informe depositado con la National UFO Reporting Center (NUFORC), el testigo amplio detalles. "Acababa de comer en el restaurante Boston Market porque no tenía ganas de cocinar esa noche. Al caminar hacia mi auto, vi dos bólidos de color naranja volando en una formación de "V" antes de desaparecer. Estaban a 1-2 millas de donde me encontraba. Decidí seguir conduciendo. Luego solo pude ver a uno de los bólidos cerniéndose y pulsando en la distancia mientras que me alejaba de Tampa, camino al norte. Decidí dar la vuelta, pero para cuando realicé la maniobra, se había esfumado. Debe haber más que un testigo de esto. Pensé a primeras que eran helicópteros o interceptores, pero descarté la idea porque he presenciado el aterrizaje de muchos aparatos aéreos, y ninguno de ellos ha tenido el color anaranjado de los objetos que vi."

Sunday, January 03, 2016

John Keel: Misteriosas voces del espacio



Misteriosas voces del espacio
Por John A. Keel
(Revista SAGA UFO Special Vol.II, 1971)
Traducción para Arcana Mundi por Scott Corrales

En años recientes, especialmente durante las etapas de “oleadas” de platillos voladores, nuestras ondas de radio se han visto literalmente invadidas por voces guturales que mascullan en un lenguaje totalmente desconocido en la tierra. Lo que tiene asustados a muchos de los que han escuchado estos mensajes – que han confundido a la Comisión Federal de Comunicaciones – es que no provienen de una galaxia distante, sino muy cerca de nosotros.

No pueden decir que no se los hemos advertido.

Señales de radio de procedencia desconocida han inundado nuestra atmósfera desde 1899. Dos generaciones de científicos y astrónomos han disputado sobre el posible propósito y significado de las mismas, a pesar de que se han recibido docenas de mensajes detallados en todas partes de nuestro confuso planeta. Dichos mensajes han sido descritos como “demasiado extraños” como para ser tomados en serio por la comunidad científica o la prensa. Supuestamente provienen de algún grupo alienígenas en el espacio exterior. Si son fraudes, fruto de algún tenaz operador de radio HAM, dicho sujeto se expone a perder su codiciada licencia con tales transmisiones.

Abunda la evidencia de que alguien – una fuente sumamente foránea, por lo que parece, ha desarrollado una técnica para transmitir no solo a los operarios HAM sino a los radios de onda civil (CB), radios de automóviles, walkie-talkies baratos y hasta teléfonos. Los televisores también han comenzado a emitir jerigonza y señales tipo Morse por doquier. Esta actividad es ahora casi universal y en un rápido lenguaje gutural que suena como una mala combinación de alemán y castellano, que puede describirse como gruñidos emocionados. Prevalece en las bajas frecuencias (VLF – frecuencias muy bajas) y en bandas utilizadas casi exclusivamente por algunas estaciones del gobierno. Pero si tienes a tu disposición un receptor de onda corta de buena calidad, tal vez puedas captar este extraño parloteo en el extremo bajo de la banda amateur después de la medianoche durante los meses de marzo-abril y julio-agosto cuando se producen las oleadas OVNI.

He consultado a los aficionados de radio de alto rango y las autoridades en la FCC. Nadie sabe de donde provienen estas señales. Las he escuchado yo mismo en las radios HAM y a pesar de haber recorrido más de 40 países y haber estado expuesto a todo tipo de idioma, jamás he escuchado nada remotamente parecido a este parloteo. La fuerza y la claridad de las señales sugieren que vienen de muy de cerca, y no de alguna galaxia remota.

Desde Long Island, NY hasta Salem, Oregón, los operadores de radio me han comentado sobre señales extrañas, voces no identificadas, y extraña interferencia que se desborda de sus receptores durante las oleadas ovni. En la América rural, los pequeños y razonables receptores CB se utilizan ampliamente para sustituir o complementar a los teléfonos. Su alcance se limita a diez millas o menos. Los walkie-talkies también funcionan en los canales CB, normalmente los canales 9, 11 o 14, aunque los fabricantes estadounidenses utilizan algunos otros) y tienen un alcance muy limitado, restringido a tan solo 300 pies para las marcas japonesas que venden en las farmacias, y unas dos millas para los modelos más caros. Sin embargo, personas con todas clases de walkie-talkies me juran haber recibido sonidos parecidos a los de “un gramófono a alta velocidad” cuando están en las cercanías de supuestos avistamientos de ovnis.
La Sra. Bernice Letter, quien dispone de un radiorreceptor CB en su camioneta, afirma haber escuchado esta rara algarabía durante el revuelo OVNI que afectó a la comunidad de East Hampton, Long Island, en marzo de 1966. En noviembre de 1966, el matrimonio Butler de Owatonna, Minnesota figuró entre los numerosos propietarios de CB que me contaron sobre las voces raras y señales durante la oleada ovni en su zona. Varios periódicos también se pronunciaron sobre el asunto.

“Un peculiar aspecto secundario de las manifestaciones intermitentes de ovnis,” declaró el rotativo Daily Press de Paragould, Arkansas en 16 de marzo de 1967, “es la interferencia radial en la zona inmediata. Los operadores de radio han notado problemas inusuales en sus comunicaciones, que se asemejan a la interferencia radial deliberada (jamming).

Los policías a menudo utilizan los canales CB en comunidades pequeñas, y como ya hemos dicho, desde 1957 la policía en todas partes ha tenido toda suerte de problemas con sus radios.
En marzo-abril de 1967 estuve en Point Pleasant, Virginia Occidental, un poblado en el valle del rio Ohio que se ha visto plagado de ovnis. El transmisor para el departamento del comisario de condado de Mason se encuentra sobre una colina elevada justo afuera de Point Pleasant, encerrado en un pequeño edificio. A las 7:30 p.m. el viernes, 31 de marzo, Doris Deweese de Point Pleasant observó una gran “bola de fuego” que parecía caer del cielo y aterrizar en la colina a pocas yardas del edificio del transmisor. En aquel mismo momento, la radio del comisario George Johnson quedaba inutilizada. La señorita Deweese llamó por teléfono a los bomberos, y tanto carros bomba como patrullas se dirigieron velozmente a la cima de la colina. Por desgracia, el inclinado camino que conducía hasta el edificio estaba prácticamente impenetrable tras los estragos causados por el invierno. Los bomberos y policías tuvieron que continuar a pie. A pesar de la existencia de una quemadura circular en el césped, no llegaron a ver ningún objeto ni incendio, y el edificio estaba intacto e ileso. El transmisor en su interior, sin embargo, no era más que una ruina humeante, y varias piezas clave se quemaron inexplicablemente. El comisario se vio obligado a conmutar a un transmisor auxiliar en el tribunal del condado de Mason, pero de poco le sirvió aquella noche.
Me pasé gran parte de la noche como pasajero en la patrulla del oficial Harold “Sonny” Harmon. La radio de su unidad estaba totalmente inundada de estática en todo momento. Trató de cambiar a varios de los 26 canales disponibles, pero ninguno funcionaba. Posteriormente descubrí que todas las unidades de radio y de onda ciudadana a lo largo de la cuenca del Ohio estaban inservibles aquella noche. El oficial Harmon y yo visitamos la residencia de una importante vecina de Point Pleasant en su hogar en Gallipolis Ferry. La encontramos afuera, mirando las misteriosas luces que flotaban en el cielo cerca de una fábrica que produce combustible para aviones reactores. Tomé mi linterna de uso pesado y le hice señales a los objetos. Cambiaron de posición instantáneamente.
Harmon, un joven listo y serio, no era escéptico. Me dijo que dos semanas antes había patrullado una sección desolada al norte de Point Pleasant – la estación de vida silvestre McClintic – cuando vio un gran objeto circular de color oscuro y con ventanas cerniéndose a pocos pies sobre un estanque artificial. El objeto era absolutamente silencioso, me dijo, y que ondulaba suavemente “como un barco sobre las olas”. Antes de que pudiese salir de su vehículo, el objeto se desplazó silenciosamente sobre la arboleda.



El ama de casa, muy conocida en Gallipolis Ferri por su destacada posición en la comunidad, se había guardado la mayor parte de sus avistamientos (y eran muchos). Harmon tampoco había contado los suyos. El jefe de policía de Point Pleasant en aquel momento era anti-ovni. Pero antes de que finalizara la primavera, muchos escépticos cambiarían de parecer, y con gran rapidez.
Algunas noches antes, la Sra. Mary Hyre, reportera para el periódico Messenger de Athens, Ohio, me acompañó para realizar una vigilia desde lo alto de una colina en Gallipolis Ferry. Era un sitio oscuro y silencioso, estupendo para la cacería de ovnis, pero también servía para llevarse un buen susto. La granja más cercana apagaba sus luces a las 9 p.m., puesto que sus moradores madrugaban. A las 10 p.m. comenzaban a aparecer luces raras en las cimas de las colinas circundantes, que no solo estaban deshabitadas sino que resultaban virtualmente inaccesibles. No existía ningún tipo de camino capaz de alcanzar sus boscosas cimas. No obstante, vimos luces rojas y azules parpadear entre los árboles, y luego surgían enormes bolas de luz brillante que se elevaban por los aires. Resulta casi imposible describir estas luces. Su color es altamente distintivo…cristalino…coronadas por luces rojas con la misma calidad indefinible.
He presenciado el verdadero “gas pantanoso” muchas veces durante mi variopinta vida, y les puedo asegurar que estas luces no estaban relacionadas en absoluto con las brumosas y difusas nubes que resplandecen sobre los densos pantanos en los meses de verano.

Durante esa noche en particular, la del 2 de abril, la Sra. Hyre estaba cansada y decidió dejarme solo a eso de la medianoche. Una hora y media más tarde, a las 1:30 a.m. del 3 de abril, me hallaba sentado en mi automóvil de alquiler comiendo una barra de chocolate y escuchando el programa de Long John Nebel desde la lejana Nueva York. Citaré directamente desde mis apuntes de aquel momento:

“1:35 a.m. – He observado el descenso de un objeto rojo y verde en un barranco a pocas yardas al norte de mi posición. El objeto tenia forma de platillo claramente definido, un resplandor rojo con superficie superior verdoso. Su perímetro está rodeado de luces o ventanillas rojas. La luz roja ocupa el centro superior. No parpadea. No resulta posible determinar el tamaño, pero aparentaba ser pequeño…tal vez no más de 20-30 pies. Pensé primero que había bajado sobre la colina en el trasfondo, pero la inspección del terreno con un foco reflector indica que aterrizó detrás de los arboles a poca distancia de mí.

“1:45 a.m. – Tengo miedo. Maldita sea.”


Correcto, amigos. El intrépido trotamundos y buscador de OVNIS estaba lelo del miedo aquella noche. Casi esperaba ver una comitiva de hombrecitos verdes caminando hacia mí, exigiendo saber por qué les hacía señales con mi linterna. Pero los hombrecitos nunca se personaron.

A las 2:45 a.m. escribí: “He observado una esfera grande y luminosa de color naranja hacer maniobras y descender a lo lejos hacia el noroeste. Desapareció repentinamente. No se trataba de una estrella fugaz”.

La siguiente tarde, llevé al comisario George Johnson, al alguacil Millard Halstead y dos más hasta la cima de la colina. Registramos la zona con un contador Geiger pero no encontramos rastro alguno de lo que había visto esa noche. Pero sucedió algo extraño. Mientras que el comisario Johnson ascendía al tope del cerro, un sonido extraño emanó del radio de su coche patrulla. Sonaba como las voces en un gramófono a toda velocidad. Lo extraño del caso es que su radio no estaba encendida en aquel momento. Lo que es más, para encender dicha radio se requería una llave, y la llave ni siquiera estaba en la chaveta.

El alguacil Halstead había escuchado ese sonido antes…cinco meses atrás. Se había trasladado al parque McClintic para investigar un “monstruo” el miércoles, 15 de noviembre de 1966. El mismo ruido había salido de su radio mientras estaba en su vehículo con los testigos del supuesto “monstruo”.
La Sra. Hyre, veterana reportera con 25 años de experiencia como corresponsal del rotativo Messenger en Virginia Occidental y como colaboradora de Prensa Asociada, vino a verme dos días después de mi avistamiento, un tanto confusa. “Sabes, me he acordado de algo. No sé por qué me he olvidado. Pero esa noche en que te dejé, estaba conduciendo a lo largo de la Carretera 2 cuando vi una enorme bola resplandeciente sentada justo sobre el agua. No era un bote ni nada por el estilo, de eso estoy segura. No me detuve a ver lo que era. Francamente, me asustó. Pisé el acelerador y seguí directo hasta mi casa. Pero me parece raro que me haya olvidado de ello la mañana siguiente”.

Durante las semanas que siguieron, varios automóviles quedaron atascados en el mismo sito en la Carretera 2 en el que la Sra. Hyre tuvo su avistamiento.

Estos raros fenómenos no dejan lugar a dudas de que los platillos voladores interfieren con nuestros aparatos de radio. Me lo han demostrado a mí y a miles de otros.

Si vives en la ruralía, lejos de la interferencia de las líneas de alta tensión y los generadores, puedes escuchar estos sonidos tú mismo con facilidad. Solo tienes que colgar una antena – mientras más larga, mejor – en el patio de tu casa, lejos de los postes telefónicos y otras fuentes de potencia. Conéctala a un amplificador de alta fidelidad. No al radiorreceptor, solo al amplificador. Bien entrada la noche y temprano por la madrugada podrás escuchar una amplia gama de señales de baja frecuencia que van desde siseos hasta sonidos parecidos a grillos. En los días en que se lanzan cohetes, podrás escuchar los extraños sonidos emitidos por el objeto mientras que asciende por la ionósfera. Si se producen avistamientos frecuentes de platillos voladores en tu zona inmediata, tienes una excelente oportunidad de captar las espeluznantes voces guturales que ya he descrito. He escuchado estos sonidos muchas veces, hasta con un pequeño amplificador de bolsillo conectado a una telebobina. Si quieres evidencia de que hay alguien allá afuera, esta es la mejor forma de lograrlo.

Las voces guturales y las señales cifradas no son lo único que se capta. Por años se han producido “fraudes” radiales peculiares. En enero de 1954, la población de todo el Midwest estadounidense supuestamente escuchó una voz rara que salía hasta de aquellos receptores que estaban apagados. “No quiero que nadie se asuste, aunque les hablo desde el espacio exterior. Pero si no detienen sus preparativos para la guerra, serán destruidos.” Más raro aún es que se recibió un mensaje parecido ese mes en el aeropuerto de Londres. “No tengan miedo…serán destruidos.” Un placentero memorándum del espacio exterior.

Dos meses antes, en noviembre de 1953, el Proyecto Libro Azul recibió una extraña carta certificada que parecía ser obra de algún chiflado, pero a la luz de estos eventos, tal vez haya merecido una lectura posterior:

“Nuestras naves han preparado instalaciones para aterrizar en sus planeta en numerosos sitios remotos,” el autor informaba la Fuerza Aérea. “Les hemos dado suficientes demostraciones de nuestras capacidades en velocidad y rendimiento. No esperamos convertir a los incrédulos en este momento. No hay necesidad de que se cunda el pánico entre su población al ver nuestros acercamientos y aterrizajes, puesto que acondicionaremos las mentes para aceptar este hecho. Los planes destructivos actuales formulados para la guerra ofensiva y defensiva nos son completamente conocidos. La superficie de su planeta está en nuestros registros fotográficos. Mediante el control de la luz, podemos poner fin instantáneamente a la producción, la transportación y la comunicación en cualquier momento y en cualquier lugar en su planeta. Nuestros métodos no exigen la destrucción de objeto alguno. Nuestras leyes no nos permiten segar la vida humana. Sin embargo, no nos prohíben controlar mentes. No pensamos interferir con la tendencia actual hacia la guerra destructiva a menos que las condiciones exijan nuestra intervención para asegurar este sistema solar. Esta es una advertencia amistosa”.

Vaya advertencia amistosa. Si no desisten, intervendremos y paralizaremos su planeta. Pero, ¿acaso no hemos escuchado esto antes? Este “fraude” se manifestó como profecía cuatro años más tarde en noviembre de 1957.

La advertencia se difundió a los contactados de 1957, y el 3 de agosto de 1958, los operadores de radio amateur en todo EE.UU. supuestamente captaron una extraña señal en la banda internacional de 75 metros. Una voz masculina, susodichamente “Necoma del planeta Júpiter”, advirtió a los que le escuchaban que las pruebas atómicas estadounidenses podrían llevar el mundo al desastre. “Necoma” habló por un total de dos horas y media en inglés, alemán y noruego, y en su propio idioma, descrito como una “jerigonza musical”.

“Se trataba de la señal más poderosa que jamás se haya captado,” dijo alguno. “Hubo mucho tiempo durante la transmisión para que cientos la sintonizaran, y los operadores de radio llamaron a sus amigos y vecinos, realizando llamadas telefónicas a larga distancia a parientes en otros estados”.

La FCC negó tener conocimiento alguno de la transmisión, nuevamente, así como en 1924, nos enfrentamos con otro “fraude imposible”. El que haya realizado la broma tenía que dominar no solo varios idiomas, sino tener acceso a equipo sumamente poderoso.

Nuestra “respuesta” al mensaje tres semanas después fue el proyecto Argus, detonando una secuencia de bombas atómicas en la atmosfera superior para demostrarle a los del espacio que no nos dejamos intimidar.

Siempre que un operador de radio amateur en los 1950 declaraba haber recibido un mensaje extraño de espacio exterior, automáticamente pasaba a engrosar la fila de los ‘chiflados’. Los primeros experimentadores de esta clase de comunicación aprendieron a mantener sus actividades en silencio, y la gente que sinceramente pensaba que había alguien ‘allá afuera’ tratando de comunicarse con nosotros acababan con su reputación arruinada, y a veces sus mismas vidas, cuando trataban de transmitir sus experiencias al público. Muchos de los ‘chiflados’ no nacieron locos, pero acabaron así. Los únicos dispuestos a escucharles eran los ovnilatras de ojos desorbitados y las ancianitas en zapatos tenis que se reunían todos los años en Giant Rock, California. Así que los contactados bien intencionados acababan siendo absorbidos por grupos de mala fama, desacreditados instantáneamente.
En vez de tratar de correlacionar todo esto, o experimentar con las técnicas de radio que apartemente resultaban eficaces, los “investigadores de ovnis serios” despotricaban y luchaban contra la creciente horda de contactados. Los ovnílogos querían creer en visitantes extraterrestres, mas no en la sorprendente ‘evidencia’ que se iba materializando.

Todo esto acabó siendo suprimido, mas no por el gobierno, sino por los mismos fanáticos de la ovnilogía. No querían que la ‘verdad’ se diese a conocer al público, sino tan solo su propia versión de la verdad.

Un buen número de operadores de radio amateur se integraron al contactismo en años recientes, y aunque muchos afirmaron no sentir interés alguno por los platillos voladores, su interés creció a partir de los mensajes recibidos.

Y los radioaficionados siguen recibiendo señales. Varios de ellos en Kansas captaron una voz extraña en enero de 1967 que mantuvo una conversación sin sentido con C.V. Robinson en Coffeyville, Kansas por espacio de 20 minutos. ¿Otro fraude? Un oficial de la fuerza aérea visitó a Robinson para escuchar su grabación de la conversación. “La voz entró con fuerza al principio,” expresó Robinson, “y luego menguó, dirigiéndose en la dirección de Tulsa, Oklahoma”.

Durante un recorrido del Midwest en 1967, conocí a un operador de radio que había experimentado una larga serie de situaciones extrañas. Me pidió que no revelara su nombre ni su dirección, puesto que pertenecía a la red militar-civil denominada MARS, y su caseta de transmisión está llena de equipo donado por el ejército. Su nombre y dirección figuran en mis archivos y están a la disposición de cualquier investigador responsable. Le llamaré “Sam”.

Sam supuestamente ha escuchado voces extrañas saliendo de sus bocinas mientras que el receptor estaba apagado. Vive en una zona propensa a las oleadas ovni y podemos especular que “ellos” lograron este truco mediante el uso de un haz magnético direccional. Una bocina consiste de un electromagneto que hace vibrar un cono de papel o de tela tiesa. Cuando el cono vibra, hace vibrar naturalmente el aire que le rodea, creando ondas sonoras. Cuando el electromagneto está apagado, como en el caso de Sam y de muchos otros, un haz magnético modulado apuntado contra los alambres que conducen a la bocina, o contra la misma bocina, puede hacer vibrar el cono. Así que resulta posible que una bocina emita sonidos aún con la radio apagada.

Sam es dueño de un receptor VLF poco común y había estado recibiendo las guturales voces del espacio durante meses cuando le visité. Encendió el aparato a eso de las 10 p.m., moviendo el cuadrante a 150 kilociclos, y ¡presto! Una voz extranjera retumbó como si la transmisión estuviese en la habitación contigua. Sonaba como dos hombres conversando mediante gruñidos emocionados. Preparé mi grabadora portátil y grabé varios minutos del intercambio. Jamás había escuchado nada parecido. Pero yo, y otros interesados, hemos escuchado la grabación varias veces desde entonces.
Entre estas partes interesadas figuraron algunas que tienen estaciones de radio secretas en todas partes del mundo. La marina de los EE.UU. mantiene varias gigantescas instalaciones que costarían millones de dólares y tienen el fin de proporcionar comunicaciones con nuestros submarinos nucleares en todo el mundo (la VLF puede penetrar los mares). Para der una mejor idea de su escala, la transmisora comercial de mayor tamaño emite 50,000 vatios de potencia. La Voice of America tiene estaciones que transmiten a 500,000 vatios. Sin embargo, ¡la Union Soviética tiene una estación de radio que transmite a 5,000,000 de vatios! (EWB en Odessa, Ucrania). Y la estación de VLF en Cutler, Maine emite 2,000,000 de vatios. Existen 150 estaciones de VLF en todo el planeta, y aparte de algunos submarinos nucleares, no hay quien las escuche. Pocos amateurs disponen de acceso a equipo de VLF, que de hecho es muy difícil de obtener. Los receptores de la 1ra guerra mundial son codiciados en el mercado de segunda mano.

¿Y qué transmiten todas estas estaciones? Bueno, mandan señales de tiempo para sincronizar los relojes. Pero mayormente son cosas relacionadas con la guerra fría. Teletipos, que suenan un tanto musicales, como la música de gaitas por una bocina. Las transmisiones de voz por VLF son muy difíciles por un número de motivos, y se realizan pocas. Es decir, nosotros no transmitimos las voces, sino que otro las efectúa.

“Toda suerte de extrañas (y a menudo inexplicadas) señales y sonidos de radio aparecen misteriosamente en la onda VLF,” observó la revista Radio-TV Experimenter de abril-mayo 1967.
Quizás muchas de esas estaciones secretas de EE.UU. y la URSS también escuchan silenciosamente todo este parloteo en las bajas frecuencias. Puesto que pocos amateurs tratan de transmitir en VLF, es poco factible que las “misteriosas señales” puedan ser fraudulentas. Las 150 estaciones mencionadas con anterioridad transmiten en puntos fijos entre 13.6 y 27KHz. Pero estas enigmáticas voces se escuchan entre 6 y 8 KHz. De vez en cuando, el gobierno experimenta a baja frecuencia por algunas horas, pero siempre informan a las estaciones amateur de VLF sobre la fecha y la hora.
Alguien viene haciendo uso ilegal de nuestras frecuencias desde hace años. ¿Sabe algo la FCC sobre los ovnis? Ciertamente, los científicos si los saben. Para finales de la década de los ’50, los científicos y astrónomos pugnaban por comenzar la búsqueda de señales extraterrestres inteligentes. En un discurso pronunciado ante los seminarios Karl Compton Taylor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en noviembre de 1959, el doctor Otto Struve dijo: “La probabilidad de captar una transmisión de otro mundo orbitando una estrella lejana es diminuta. Pero no por ello debemos suponer que todas las señales de radio del cielo son de origen natural.” En aquel momento, el doctor Struve era el director del radiotelescopio de Green Bank, Virginia Occidental, y fue ahí que él, junto al Dr. Frank Drake, ingeniaron el Proyecto Ozma, cuyo propósito era buscar señales inteligentes del espacio exterior.



Durante aquella alocada semana de noviembre 1957, cuando los ovnis sobrevolaban todo el mundo, los radioescuchas de onda corta quedaron perplejos ante un raro “patrón de tonos” que se transmitía cerca de la frecuencia de 20.005 utilizada por dos satélites rusos. Tanto Rusia como EE.UU. negaron que dichas señales estuviesen relacionadas con los satélites. “No es nada clasificado,” declaró un portavoz de la FCC al momento, “sencillamente no sabemos de qué se trata”.