Thursday, April 23, 2015

País de Gales: ¿Muertes causadas por humanoides?




País de Gales: ¿Muertes causadas por humanoides?

Por F.W. Holiday - Revista Flying Saucer Review 1978 Vol. 24 No.1
Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi

Tras leer la historia del extraño accidente automovilístico de Margaret y Geoffrey Westwood (revista Flying Saucer Review, Vol. 23, No. 4) me parece posible que los distintos accidentes automovilísticos puedan guardar relación con los ovnis. El siguiente caso trágico me preocupa porque es muy posible que nunca lleguemos a saber la toda la verdad sobre el asunto y porque parece no existir motivo – dadas circunstancias parecidas – por el que no puedan suceder de nuevo. Es alarmante.

El accidente tomó lugar el 23 de noviembre de 1977 en la carretera A48 cerca del fondo de Nantycaws Hill. La A48 corre entre Carmarthen – Cross Hands – Swansea. Nantycaws está a unos dos kilómetros en las afueras de Carmarthen. Es una zona pastoral poco poblada.

Esa tarde se había producido un partido de rugby entre los condados galeses que tomó lugar en Ystradgynlais. Después del partido, dos automóviles se dirigieron a Carmarthen. Uno de ellos contenía al señor Glan Tucker, antiguo director del Llanelly Rugby Football Club. Al llegar a Porthyrdhyd, el Sr. Tucker se detuvo para dejar a uno de sus pasajeros. Un BMW que venía detrás de su vehículo también se detuvo. En el BMW venían Phil Davies, 24, jugador del año para el equipo Swansea en 1976, Brian Jenkins, 20, arquero del equipo de Carmarthen y Benny Lewis, 62, seleccionador RFC del condado de Carmarthen.
Howard Perry, 28, quien iba en el primer coche con el Sr. Tucker, cambió de vehículos en este momento y se montó en el BMW, puesto que este se dirigía al Carmarthen Athletic Club donde Perry había dejado su propio auto. El BMW se alejó, seguido pocos minutos después por el Sr. Tucker en el segundo coche.

A eso de las 8:00 p.m. esa noche, un camión cisterna conducido por Roger Goodreid, vecino de Neath, salió de Carmarthen con dirección a Swansea. A las 8:05 p.m., llegó al fondo de Nantycaws Hill. Luego, según el rotativo Western Mail, el camión aparentemente se plegó y volcó sobre la carretera de tres carriles. El BMW con los jugadores de rugby impactó contra el camión, literalmente desgarrándose en dos partes, quedando demolido hasta las ruedas.

Se trataba de un cuadro horrendo y el Sr. Tucker tuvo que enfrentarlo pocos minutos más tarde. Los escombros estaban esparcidos sobre un espacio de 300 yardas y el camino estuvo bloqueado por 7 horas mientras que tropas, bomberos y socorristas trabajaban con reflectores y grúas para despejar los escombros. Los cuatro aficionados al rugby el chofer del tanque cisterna habían muerto en el acto.

Este incidente fue tratado como un accidente de tránsito normal en todas las etapas de este desastre, porque a esto llegaba su información. El BMW se desplazaba, obviamente, a gran velocidad. Los fans del rugby casi seguramente habían ingerido bebidas alcohólicas, como suele suceder en las fiestas de rugby. ¿Acaso no representaba esto una terrible ilustración de la advertencia: “si vas a beber, no conduzcas”?

¿Pero como explica uno el misterioso plegado del camión cisterna durante una noche seca en una carretera amplia? La investigación, cuyos resultados se anunciaron el 13 de enero de 1978, indicó la existencia de un “vado” en el punto del impacto. El veredicto: “muerte accidental”.

Cuando la noticia de la tragedia se difundió sobre la radio, me sentí estremecido al reconocer el nombre “Nantycaws Hill” que recientemente había apuntado en mi libreta de campo. Lo había tomado de una grabación hecha por Randall Jones-Pugh a partir del testimonio de otro camionero que había tenido un encuentro con humanoides por la noche en ese mismo lugar.

El testigo fue Francis Lloyd, 24, de Hawthorne Road, Haverford West. El Sr. Lloyd es un camionero de largas distancias y el 27de agosto de 1977 partiendo Haverford West con una carga de mercancía a ser entregada en el Continente. En la cabina le acompañaba John Dwyer de 16 años de edad, hijo de su jefe. A las 2:30 de la madrugada, el camión se hallaba a 2 millas de Carmarthen en la A48 con rumbo a Cross Hands. Al reducir la marcha en el cerro Nantycaws, el chofer y su ayudante se encontraron a los humanoides.

Francis Lloyd nos dijo: “Llegué al vado al fondo de Nantycaws [Aviso: se hizo mención de este vado durante las vistas] y comencé a subir. Luego, los faros del camión alumbraron a estas dos…cosas. Las vi y pensé: “No puede ser – debe ser mi vista,” y no dije anda. John, a mi lado, dijo “¿Qué rayos es eso?” Sencillamente repuse: “¡No pienso detenerme para averiguarlo!”

El camión llevaba ocho faros delanteros, iluminando la carretera como si fuese de día. En la cuneta cubierta de hierba había dos enormes figuras de por lo menos siete pies de alto y del ancho correspondiente. Tenían un color rojo-anaranjado como si llevaran puestos trajes enterizos de celuloide. Sus enormes cabezas eran alargadas hacia arriba como si tuviesen grandes yelmos; las cabezas parecían tener un pie de ancho y dieciocho pulgadas de alto – casi como los guardias del palacio con sus sombreros de piel de oso. La luz proyectada se reflejaba en ambas figuras.

Los dos seres monstruosos estaban parados lado a lado, ligeramente inclinados hacia el otro. Francis Lloyd tuvo la sensación de que portaban algún instrumento entre ellos, pero no pudo verlo con claridad. La conversación tomada de la grabación es la siguiente:

“¿Tenían brazos, manos?”
“Sí. Tenían brazos. Y una especie de solapa sobre los hombros.”
“¿Tenían los brazos alzados cuando los vieron?”
“Sí. Era como si tuviesen radios o algo parecido, y sostenían un objeto. Parecían estar sosteniendo algo. También tenían antenas que salían de sus cuerpos.”
“¿Qué tan largas eran estas antenas?”
“Como hasta el tope de sus cabezas. Resplandecían en la luz de los faros. Tenían un color plateado cromado.”

Las presuntas antenas salían del pecho y llegaban hasta el tope de sus cabezas. El chico, John Dwyer, afirmó posteriormente que también pudo divisar una antena más pequeña que salía del costado de una de las cabezas de estos seres.

Frank Lloyd comentó: “Sencillamente estaban parados ahí. Nunca vi nada tan raro ni sentí una sensación tan rara.” En ningún momento los testigos detectaron señas de una nave posada sobre la tierra.

Pugh les preguntó: “¿Pero en qué forma estaban parados?”

“Estaban ligeramente torcidos hacia el otro, como estamos nosotros ahora. No era un truco de las luces, porque los ocho faros estaban encendidos.”
“¿Se fijaron en sus piernas?”
“No. Y eso es lo extraño. John tampoco lo hizo.”
“¿Pudieron ver las facciones?”
“No. Y eso también resulta extraño. El rostro estaba ahí, pero era como si pudiésemos ver a través de él. Parecía no haber nada. No era posible distinguirlos. Nunca he visto nada como esto. Siempre pensé que los OVNIS eran un fraude, pero esto me hizo cambiar de parecer. No eran humanos – estoy bastante seguro de ello.”

El hombre y el chico presenciaron este espectáculo por 5-6 segundos mientras que el camión pesado avanzaba con las monstruosas figuras al lado, dejándolas atrás en la oscuridad. Lloyd nos dijo que sintió una sensación de escalofrío muy rara al pasar por los seres. “No diré que era temor,” dijo, “Era una sensación rara.” No tuvo ningún deseo de detener la marcha del camión e investigar las figuras.

“¿Cómo reaccionó el muchacho?” preguntó Pugh.

“John sencillamente dijo: ¿Qué diantre fue eso? Nunca vi nada así antes. Es lo más raro que haya visto.”

El par se vio sumido en una reacción que les llevó al silencio total. Evitaron hablar sobre el asunto durante el resto del viaje. La carga fue entregada en el continente y volvieron a casa. John Dwyer regresó a Irlanda, donde vive.

“¿Lo mencionó de nuevo antes de irse? “ preguntó Pugh.

“Sí,” repuso Lloyd. “Me dijo: “No quiero hablar sobre eso y nunca quiero ver nada parecido en mi vida.”
Pat, la esposa de Francis Lloyd, que se encontraba presente en la entrevista, agregó lo siguiente: “Sea lo que haya sido, el chico no parecía ser capaz de sobreponerse a la experiencia”.

Tratamos de conseguir el testimonio del muchacho por correo pero fracasamos en el intento. Nos preguntamos si había caído en un estado de mutismo duradero como muchos otros testigos del fenómeno OVNI.

El encuentro siguió molestando a Francis Lloyd de tal forma que finalmente narró su historia a Harry Williams, un detective que conocía en Carmarthen. Así fue como Pugh llegó a enterarse del caso.

¿Qué sentido puede tener este episodio? Es un hecho que la descripción del cerro Nantycaws, y hasta el vado en el camino del lado de Carmarthern, fueron transcritas a mis apuntes del 28 noviembre 1977. También es un hecho que entre el 27 agosto y el 28 septiembre la policía había sido informada que algo extraordinario sucedería en ese sitio. El terrible accidente ocurrió el 23 noviembre.

¿Podemos explicar el accidente racionalmente partiendo de lo que sabemos ahora? Resulta posible, claro, argumentar que la tragedia fue la consecuencia lógica de beber y conducir a velocidad excesiva. Esta afirmación se puede rebatir con el hecho de que el BMW ya había recorrido más de 20 millas desde Ystradgynlais a lo largo del transitado camino “Heads of the Valley” sin incidente alguno. El accidente se produjo en una calzada recta, ancha y casi libre de tránsito al final del recorrido. Esto le concede un aire ilógico a la explicación de “sentido común”. ¿Por qué se volcó el camión cisterna? ¿Sería un intento por parte del chofer en evitar algo repentinamente? Francis Lloyd manifestó haber sentido una extraña sensación durante el avistamiento. Si los humanoides estaban visibles en el mismo sitio, ¿sería esto suficiente como para espantar al chofer del camión cisterna articulado, haciéndolo tratar de esquivarlos?

Como no sabemos qué son los humanoides, ni por qué se manifiestan, estas preguntas no tienen respuesta. Rechazamos, sin embargo, la posibilidad de la coincidencia y creemos que existió un vínculo entre las figuras y el posterior desastre.

Resulta posible argumentar la posibilidad de la precognición humanoide del accidente, aunque esto no explica el efecto de plegado del camión. Hice esto previamente en Flying Saucer Review (“¿Estuvo Dios en Aberfan? Vol.18, No.2). Este caso, sin embargo, es distinto en que parece haber sido la manifestación del mismo fenómeno la que resultó en el choque. No sabemos si el detective Harry Williams hizo una notificación formal del avistamiento de Lloyd, ni sabemos qué medidas pudo haber tomado la policía.

Se han producido otros incidentes relacionados a los OVNIS en esta zona inmediata, incluyendo un posible intento de secuestro en la aldea de Idole, a tres millas de distancia, y un objeto aéreo visto y dibujado por el artista John Petts desde la ventana de su estudio.

El affaire Nantycaws sugiere que los choferes siempre deben conducir a velocidades moderadas y tener cuidado – sobre todo si lo hacen de noche y solos. Aunque no sabemos si los humanoides son malignos, no cabe duda que su manifestación repentina produce un estrés considerable en las mentes de los testigos, y puede tener un desenlace trágico.

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