Saturday, August 02, 2014

Fundamentalistas Religiosos: Entre la Cruz y el Platillo (2005)





FUNDAMENTALISTAS RELIGIOSOS: ENTRE LA CRUZ Y EL PLATILLO
por Scott Corrales


En una encuesta realizada por la prestigiosa agencia Roper en Estados Unidos durante la década de los '80, el cuarenta por ciento de los encuestados se autoproclamaron born-again Christians (cristianos renacidos en el Evangelio): una cifra nada despreciable en un pais de doscientos millones de habitantes. Este segmento de la población, amén de ejercer considerable fuerza política y controlar la orden del día en ciertos aspectos del gobierno, se destaca por tener sus propias cadenas de televisión (como la Christian Broadcasting Network), sus propias películas de cine (como The End of the Harvest y Year of the Beast) y en fechas más recientes, su propia literatura (la exitosa serie de libros Left Behind por Tim LaHaye y Jerry Jenkins con millones de unidades vendidas).
No resulta inconcebible, pues, que los cristianos renacidos tuviesen también una óptica muy personal sobre todas las facetas del misterio, desde la ovnilogía hasta los fenómenos de la mente, aunque su enfoque sobre dichos asuntos es decididamente hostil: el cristianismo evangélico opina que todos estas cuestiones tienen que ver con los engaños y fraudes del Maligno para confundir a los creyentes y alejarlos de la comunión con Jesucristo. El único antídoto contra la fascinación innegable del misterio consiste en la lectura de la Biblia. Pensamientos parecidos quedaron plasmados en el papel por Nelson Pacheco y Tommy R. Blann en su obra Unmasking the Enemy, que sugiere que las fuerzas del Mal hacen todo lo posible por distraer a los humanos mediante "fenómenos".


Dinosaurios y demonios

El cristianismo evangélico no sólo no cree en las teorías de la evolución de Darwin y sus sucesores, sino que también lanzado una campaña contra dicha creencia en los centros de enseñanza pública, logrando que algunos estados de la unión americana forzosamente tengan que enseñar la evolución darwiniana y la creación bíblica simultáneamente. Pero hay ciertos fundamentalistas que están dispuestos a hacer salvedades en lo referente al papel que desempeñaron los grandes reptiles de la época cenozoica y jurásica.

A raíz de la popularidad de la película Parque Jurásico a comienzo de la década de los '90, el creacionismo se vio obligado abordar la existencia de estos gigantescos animales prehistóricos. Algunos pensadores fundamentalistas indicaron que la Biblia no se quedaba atrás mencionar a los dinosaurios, citando la aparición de la palabra hebrea tannyn (dragón) en el Libro de Job así como los vocablos leviwathan (leviatán) y behemoth. Según los exégetas fundamentalistas, las descripciones del behemoth (con sus "huesos fuertes como el bronce" y cuya "cola se mueve como un cedro") se refieren a un braquiosauro, agregando que las Sagradas Escrituras indican que esta criatura "es la cabeza de los caminos de Dios", asignando a dicha frase el sentido de que esta enorme criatura fue entre las primeras creaciones de Dios.

En cuanto a leviatán, el Libro de Job describe un ser cuyos "dientes son de espanto", agregando que "las glorias de su vestido son escudos fuertes, cerrados entre sí estrechamente". En este caso, los fundamentalistas dictaminaron que se trataba de una descripción del tiranosaurio, el máximo depredador del mundo prehistórico. Aprovechándose de ciertas dudas entre la comunidad paleontológica con respecto a ciertos orificios descubiertos en los enormes cráneos de estos saurios, los fundamentalistas manifestaron que una vez más la Biblia se había adelantado a la ciencia en obtener la respuesta: los orificios eran utilizados para escupir el fuego que emana de las fauces del tannyn o leviatán descrito en Job 40:18-20 "Con sus estornudos encienden lumbre..de su boca salen hachas de fuego..de sus narices sale humo..su aliento enciende los carbones, y de su boca salen llamas".

Otros investigadores pertenecientes al cristianismo evangélico se acercaron a la problemática de los dinosaurios con una mezcla de gnosticismo y zoroastrianismo que agrede contra las creencias "puras" de sus sectas.

Damien Royce y Jason Zolot, autores del panfleto Did God Destroy the Dinosaurs? (¿Destruyó Dios los Dinosaurios?), argumentaron que el mundo que ocuparon los grandes saurios fue, en efecto, el que existió antes de la creación bíblica: "un mundo de pesadilla, horrendo e infernal, empapado en la sangre de la violencia, la muerte y la destrucción, habitado por criaturas grotescas y monstruosas."

Royce y Zolot apuntan que basta con visitar cualquier museo o parque de ciencias para comprobar su teoría de que "algo andaba mal" con el mundo de los dinosaurios y los reptiles alados y marinos. "Es como si no fuesen criaturas de este mundo", escriben, "sino fenómenos de la Naturaleza, caricaturas monstruosas de otras creaciones y de la vida en sí...el resultado de un chiste obsceno practicado por un bromista perverso". Los autores no tardan en señalar a Satanás como el culpable, vaticinando que algún día la ciencia descubrirá los restos esqueléticos de un gigantesco dragón marino, alado y con múltiples cabezas, que aterrorizó los aires, mares y tierras del planeta por espacio de millones de años. "Este monstruo--parecido a nada que haya existido entonces o ahora--era la manifestación física de Satanás".

Se puede decir que la teoría propugnada por Royce y Zolot tiene antecedentes un tanto ilustres: en su novela de fantasía The Silmarillion, el catedrático inglés J.R.R. Tolkien apunta que los grandes lagartos del pasado, o "bestias de cuerno y coraza", como las llama, fueron creados por Morgoth, su versión literaria de Lucifer. Las leyendas mesopotámicas nos proporcionan, a su vez, a Tiamat, el temible dragón de cabezas múltiples destruido por el dios Marduk.

Los dos autores de Did God Destroy the Dinosaurs? insisten en que la versión hebrea original del Libro de Génesis dice que "la tierra se encontraba en un estado caótico y confuso" antes de la creación divina, y puesto que Dios no puede ser autor del caos, dicho desorden fue causado por una fuerza ajena a la voluntad divina. El Génesis, según Royce y Zolot, no describe la creación del mundo, sino muy al contrario, su reparación.

Pero, ¿a qué se debió el caos?

Los autores señalan que el arcángel Lucifer recibió el mandato de ayudar a terminar la creación divina (casi como una especie de subcontratista angelical, si se quiere) y que los desmanes del ayudante celestial tuvieron su origen en "el deseo de impresionar a los demás ángeles". Tan pronto como Lucifer descubrió el don de crear la vida, descubrió asimismo el poder de destruirla. Otros ángeles acudieron a su llamado para "divertirse" en este mundo plagado de dinosaurios, reptiles alados, y otros seres grotescos, encarnándose en ellos y participando en actividades sanguinarias.

Royce y Zolot, tal vez sin darse cuenta de ello, hicieron eco de las creencias del "profeta durmiente" Edgar Cayce, cuyas numerosas lecturas todavía se estudian en el Centro A.R.E en Virginia Beach. En estado de trance, Cayce manifestó que seres superiores se habían encarnado en los animales como un juego, para disfrutar del placer de los sentidos, hasta quedar atrapados en dichas formas físicas.

La represalias divina por las transgresiones de Lucifer y sus adeptos pueden leerse en el libro del Apocalipsis, según los autores del panfleto. La destrucción de los dinosaurios y su mundo, no obstante, no fue completa, y todavía podemos ver los cocodrilos y caimanes como testamento del mundo anterior a la creación.

Sin embargo, Satanás sigue ansioso de recrear sus antiguas glorias: los autores insisten que los avistamientos de criaturas extrañas (bigfoot, chupacabras, etc.) o especímenes gigantes de seres conocidos (pulpos, calamares, tiburones) son prueba de que el Maligno sigue haciendo de las suyas.

Las religiones orientales

La noticia se regó como pólvora: corría la primavera de 1985 en Washington D.C. y los habitantes de dicha ciudad descubrieron un buen día que habían desaparecido todos los pordioseros, deambulantes y otros marginados que acostumbraban sentarse en las plazas públicas y entradas de las estaciones del metro de la capital estadounidense. Sencillamente se habían esfumado.

A principios se murmuró que las autoridades municipales habían hecho una gran redada para capturar a los desventurados y llevarlos fuera de la ciudad, pero la verdad salió a relucir en los noticieros vespertinos: el elemento lumpen de Washington había se había trasladado voluntariamente al villorrio de Antelope en el estado de Oregon, a miles de kilómetros de distancia. Las cámaras de televisión presentaron imágenes de los vagabundos con guirnaldas alrededor del cuello, divertiéndose y celebrando ritos hindúes. Habían sido invitados y transportados por miembros estadounidenses la secta Rajneesh para aumentar la población del villorrio y lograr el cambio de nombre de Antelope a Rajneeshpuram.

Al margen de los problemas que aparecieron en los telediarios y periódicos sobre las ambiciones políticas de la secta Rajneesh y la gran colección de coches Rolls Royce de su líder, Baghwan Shree Rajneesh, al fundamentalismo cristiano le preocupaba más otro aspecto de noticia: el hecho de que el carismático líder sectario parecia estar poseído por un demonio.

El fundamentalista Tal Brooke, autor del libro Riders of the Cosmic Circuit (Jinetes del Circuito Cósmico), había vivido por muchos años en la India, convirtiéndose en edecán de Sai Baba y llegando a conocer personalmente tanto a Rajneesh como a otro importante gurú, Muktananda. Para llegar a pertenecer a esta exclusiva cofradía de "jinetes", según Brook, era necesario "sacrificar el alma sobre el altar del olvido, obteniendo a cambio una explosión de superconciencia más allá del punto sin retorno. El resultado de dicha transformación es un ente que afirma ser nada menos que un dios que utiliza el cuerpo físico como vehículo". Los familiares y otros allegados al iluminado categorizan dicho cambio como posesión, pero se trata de una posesión perfecta--la personalidad del individuo queda borrada del cuerpo y susituída por "una inteligencia masiva y funesta que ha sido testigo de la creación del cosmos, sumamente poderosa y sumamente maligna", según Brooke.

Cuatro años antes de la desaparición de los pordioseros de la capital estadounidense, Brooke había visitado la ciudad india de Poona para conocer el ashram de Rajneesh, tal vez impulsado por el hecho de que muchos europeos y estadounidenses se habían integrado a la secta sin que volviese a saberse de ellos. En el ashram, según el autor fundamentalista, se practicaba toda suerte de actividades sexuales y el ambiente resultaba "satánico" en su opinión. Eckhart Flother, un periodista alemán que había formado parte del séquito del Baghwan, confesó a Brooke que se habían formado grandes erupciones de poder diabólico en torno al gurú: un hombre había padecido una visión en la que Rajneesh le arrancaba el corazón y se lo devoraba; una mujer había sido violada por una imagen espectral del gurú. El mismo Flother había sido testigo de una "enorme fuerza o ser sobrenatural" que se desplazaba a gran velocidad de noche por las calles de Poona.

Cuando Flother tuvo una experiencia religiosa que le hizo convertirse al fundamentalismo, se lo hizo saber a Rajneesh. Según el alemán, el semblante del gurú cambió de la complacencia al horror al mencionar a Jesucristo. Sus manos se pusieron tiesas y comenzó a temblar. El único comentario que pudo hacer el gurú tras un largo silencio fue decir: "que lo disfrutes".


El peligro de los platívolos

El cristianismo evangélico parece estar indeciso sobre el fenómeno OVNI: algunos se inclinan por creer que los extraños aparatos voladores y sus tripulantes son ángeles mientras que otros los consideran menos buenos. Sin embargo, se puede hablar de una especie de ovnilogía evangélica cuyos exponentes escriben libros, dictan conferencias y aparecen en programas de radio y televisión, al igual que sus contrapartidas seculares. Mark Albrecht y Brooks Alexander, que pertenecen a este movimiento, dijeron que los OVNI existían sin lugar a dudas en una nota para el Spiritual Counterfeits Project Journal, apuntando que 20 a 30 por ciento de los avistamientos OVNI no pueden ser explicados como fenómenos naturales. "Hay más de dos mil casos de encuentros entre humanos con ovnis en tierra, y mas de setecientos casos en dónde se ha encontrado evidencia física." Estos ovnílogos cristianos manifiestan su receptividad a la posibilidad de que Dios haya creado seres inteligentes en otros planetas o dimensiones, pero representan una minoría interesante dentro del fundamentalismo.

En 1994, con el respaldo de la Fundación Bigelow, la investigadora Victoria Alexander envió una encuesta sobre el impacto que tendría la declaración oficial de la existencia de los OVNI como naves extraterrestres a mas de 1000 pastores, sacerdotes y rabinos. El resultado de la encuesta desveló que la mayoría de los religiosos pertenecientes a religiones ortodoxas no pensó que la "realidad ovni" afectaría en lo más mínimo las enseñanzas de su religión ni la fe de sus devotos. Sin embargo, no resulta sorprendente que los pastores fundamentalistas hayan representado la excepción a la regla. "De existir una civilización extraterrestre", manifestó un pastor anónimo de Virginia Occidental, "formaría parte de la sección del infierno puesta en libertad durante el plazo de tribulaciones del que nos habla la Biblia." Tampoco puede decirse que sus razonamientos hayan sido muy claros, como puede apreciarse por la respuesta de un ministro fundamentalista de Virginia: "Es muy difícil que esto [la existencia de los OVNI] suceda, puesto que Dios creó el cielo y la tierra, y el hombre fue creado para multiplicarse y henchir la tierra. No creo en las civilizaciones extraterrestres".

La existencia de los OVNI como naves extraterrestres procedentes de civilizaciones más adelantadas que la nuestra supone un problema mayúsculo para el cristianismo evangélico, ya que la existencia de otros seres inteligentes pondría en duda el concepto de la creación única de nuestro planeta y la encarnación de Jesucristo para redimir los pecados de la humanidad. Con una indignación y asco que puede palparse en las páginas de su libro Encounters With UFOs, los autores Zola Leavitt y John Weldon insisten que Jesucristo tendría que encarnarse miles de veces en distintas razas alienígenas para redimirlas, asumiendo aspectos a veces monstruosos (enanos cabezones, criaturas de brazos múltiples, gigantes), a juzgar por las descripciones que tenemos de los ovninautas: "¿Se diría alguna vez que Cristo el hermano de un monstruo (Heb 2:11), o que un ser parecido a un espárrago es el hijo de Dios? Si Cristo debe morir por miles de especies alienígenas, su pasión y muerte dejan de tener un sentido especial". La principal preocupación de Leavitt y Weldon parece ser que no hay nada en la fenomenología ovni que conduzca a la existencia de un sólo ser divino. Como señala Ralph Rath, otro autor cristiano: "Hay muchas cosas en el fenómeno OVNI que contradicen el concepto de Dios revelado en la Biblia y en la tradición cristiana."

Otros investigadores fundamentalistas prefieren dejar a un lado semejantes enredos teológicos y dedicarse a analizar casos en donde las acciones de los OVNI o de sus ocupantes reflejen buenas o malas intenciones que permitan asignarlos con facilidad al partido divino o al maligno. Al ufólogo fundamentalista le preocupa sobremanera el concepto de la "decepción" en las comunicaciones recibidas de parte de supuestas inteligencias extrahumanas (ya sea a través del contactismo, las abducciones o mensajes recibidos telepáticamente durante encuentros cercanos) y su prueba de tornasol es muy sencilla: si las inteligencias extrahumanas no hacen mención de Jesucristo como redentor de la humanidad, esto significa que son malévolas. De ahí que la ufología fundamentalista se haya ocupado de desmentir los mensajes los "buenos hermanos de espacio" pregonados por los contactados en distintas partes del mundo y de valerse de argumentos circulados por investigadores mainstream como John Keel y Jacques Vallée sobre hadas, duendes, jinas y demonios como la posible explicación del fenómeno. Casi puede decirse que el Dr. Clifford Wilson, cuya obras The Alien Agenda y UFOs and their Mission Impossible fueron traducidas al castellano por el fallecido Antonio Ribera, liberó una batalla personal contra el "Ashtar" de los contactados, especialmente los mensajes proporcionados al californiano George Van Tassel. Ashtar, según Wilson, no era más que el Astaroth de los antiguos con ropa nueva y la cara lavada.

El peor de todos los mensajes emitidos por el Comando Ashtar, para los fundamentalistas, fue uno entre muchos recibidos por Thelma Terrell (mejor conocida como "Tuella") en que el apuesto comandante espacial ofrece una nuevo concepto de la Trinidad, que se convierte en una coalición entre el comandante Ashtar, Sananda (Jesús) y Atenea (la diosa griega de la sabiduría).

Bill Alnor, uno de los representantes más conocidos de la investigación fundamentalista del fenómeno OVNI, ha manifestado: "Creo que el dios de la Nueva Era de los ovninautas es parte de la decepción, que bien puede ser una de las ofensivas demoníacas más hábiles de todos los tiempos. Como podremos ver, la decepción atentada por los ovninautas tiene que ver con la retraducción y falsificación de numerosos eventos futuros que, según el Evangelio, tomarán lugar durante la tribulación, o durante los mil años de paz que según la promesa de Dios, seguirán a su llegada".

La palabra final se le concede al teólogo alemán Kurt E. Koch, cuyos trabajos han servido de baluarte a los fundamentalistas. En un suplemento para su monumental obra Occult ABC (Kregel, 1992), el teólogo afirma que "jamás he visto un OVNI, y tampoco me interesaría verlo," pasando a citar un caso de secuestro ovni en Namibia en 1972, en el cual una mujer de la misión Kwa Sizabantu había sido llevada a bordo de un OVNI tripulado por seres robóticos. Luego de haberla sometido a todas las pruebas que caracterizan semejantes encuentros, los robots le dijeron que le concederían un deseo, ya que "Dios no contestará tus plegarias, pero nosotros podemos hacerlas realidad". La mujer repuso que su mayor deseo era contraer nupcias con cierto hombre. Según Koch, los robots concedieron su deseo, pero su matrimonio estuvo plagado de dificultades. "Los tripulantes del OVNI," escribe Koch, "representan un rechazo de Dios...antes de esta experiencia ovni, la mujer era capaz de rezar y leer la Biblia, pero después del evento, perdió la capacidad de hacerlo."

Los escritos de Koch pasaron a formar parte del arsenal de textos fundamentalistas empleados como respaldo a la técnica denominada spiritual warfare (guerra espiritual) que estuvo de moda en los círculos cristianos a comienzos de los '90. La guerra espiritual sigue existiendo, pero en la actualidad se concentra en la oposición masiva a programas de televisión que hacen hincapié en la magia negra y los seres de ultratumba, como Buffy the Vampire Slayer, Angel, Sabrina the Teenage Witch y más recientemente el largometraje Harry Potter y la Piedra Filosofal.

Al tal grado ha llegado el rechazo al joven mago inglés, producto de la pluma de J.T. Rowlings, que se han producido quemas de sus libros en algunos estados de la unión: Jack Brock, pastor de la Christian Community Church en Alamogordo, Nuevo México, declaró el 29 de diciembre de 2001 que su congregación efectuaría una quema de libros de Rowlings, alegando que "estos libros incitan a nuestros jóvenes a querer saber más sobre brujas, brujos y hechiceros". Brock agregó que Harry Potter "era una abominación ante los ojos de Dios".