Monday, April 23, 2012

Desapariciones en los bosques



Desapariciones en los bosques
Por Scott Corrales (c) 2012

El 19 de abril de 2012, nada menos que el Wall Street Journal publicaba una noticia que guardaba poca relación con el mundo de la alta finanza, y aún menos que el incesante ruido y ajetreo de la urbe de hierro. Esta vez el Journal había fijado su atención hacia el oeste, la espesura del bosque nacional de Allegheny, de 26,000 hectáreas de extensión, donde acababa de producirse un evento triste y extraño.

El periódico anunciaba el hallazgo de los restos mortales del reverendo Thomas Hamilton, junto con su bastón y reloj pulsera, a lo largo de uno de los senderos del bosque.

Dos años atrás, en Noviembre de 2010, el reverendo Hamilton y su hija Rebecca Huffman habían ido de senderismo al bosque Allegheny, y llegado cierto momento, el reverendo se sintió demasiado agobiado por la caminata para regresar al coche que les había traído hasta la zona. El reverendo se sentó a la orilla del sendero mientras que su hija salía a buscar la ayuda de los guardias forestales, cuyas patrullas incluyen las zonas más apartadas del bosque. Al regresar horas después, el reverendo ya no estaba; una búsqueda intensa de ocho días, utilizando recursos forestales, policíacos y militares, no dio con el paradero de Hamilton.

El capitán Daniel Richter, de la policía forestal, informó a los medios que los restos del reverendo – el cráneo y fragmentos óseos – habían sido hallados por un senderista a cien metros de una vereda en el bosque que no estaba remotamente cerca del sitio en que 31 agencias concentraron sus búsquedas.

Las autoridades afirmaron que no había motivo para sospechar actividad delictiva, y que a falta de evidencia adicional, el caso quedaba cerrado.

Los bosques nacionales de América del Norte son sitios verdaderamente maravillosos donde la naturaleza prospera en abundancia, protegida contra las depredaciones del hombre, representando una fuente inagotable de sorpresas para las nuevas generaciones que se internan en ellos.

El índice de desapariciones en estos bosques, sin embargo, va en aumento. Las muertes se achacan a asesinos en serie, drogadictos, montañeses que viven alejados de la sociedad, y en muchas ocasiones, a la estupidez humana. La prensa nos informa de vez en cuando de excursionistas que murieron en las garras de algún oso, o ciclistas que escaparon de milagro del ataque de un gato montés, pero son pocas las veces en que se nos mencionan estas desapariciones.

El escritor David Paulides – autor de uno de los mejores libros sobre el apasionante tema del “pie grande” o Bigfoot de los bosques de Norteamérica – ha concentrado sus nuevos esfuerzos en las desapariciones y los fenómenos que suelen producirse antes y después de ellos...fenómenos que sugieren que algo se escapa a las leyes naturales.

Paulides cuenta que durante una de sus investigaciones de Bigfoot, alguien tocó a la puerta de la cabaña en la que estaba alojado en uno de los parques nacionales del oeste. Se trataba de un guardabosques, manifestando admiración por los escritos de Paulides, y deseoso de hacerle partícipe de una situación misteriosa.

“Comenzó a contarme sobre una serie de desapariciones que habían tomado lugar en el parque al paso de algunos meses, y aunque el guardabosques no formaba parte del cuerpo policiaco, sus amigos le habían ampliado detalles”, dijo el autor al presentador Jeff Rense en su programa de radio. “Aunque el personal del parque consideraba que los hechos eran singulares, la administración no coincidía con ellos”.

Los guardabosques se maravillaban de que las desapariciones – seis de ellas en espacio de cinco años– no habían trascendido a los medios. Nunca se habían hallado restos de ellos ni nada. Gente normal que había venido al bosque a hacer backpacking y a disfrutar de la naturaleza.

Con la información recibida de parte del guardabosques, Paulides se puso en contacto con amigos en el sector policiaco que realizaron pesquisas, con resultados sorprendentes: comenzó a surgir una especie de mapa de “focos de concentración” de desapariciones en América del Norte. Dichos focos se distinguían no solo por localización geográfica, sino por las particularidades de los desparecidos (sexo y edad, mayormente).

En el bosque nacional Crater Lake, afirma Paulides, existe la particularidad de que los desaparecidos suelen ser varones menores a los 10 años de edad, que se esfuman en una zona totalmente apartada de la civilización. Las primeras noticias que se tiene de estas desapariciones son de fines del siglo XIX, recrudeciéndose en la década de 1960-1970. Las búsquedas emprendidas no hallaron ni una sola seña de los jóvenes, cuando por lo general se les suele encontrar – vivos o muertos – a los cinco días después de haber desaparecido.

Otro bosque caracterizado por sus desapariciones misteriosas lo es Rocky Mountain National Park. En 1938, un niño llamado Alfred Bullard, de vacaciones en dicho bosque con sus padres a una altura de 8,600 pies. El pequeño Alfred, de cuatro años de edad, caminaba a lo largo de un río con sus padres cuando estos se dieron cuenta repentinamente que el chico ya no estaba con ellos. Llamaron a los guardabosques, que se valieron de sabuesos para recorrer las inmediaciones del río Fall. Al llegar a una bifurcación en el sendero, los sabuesos sencillamente dejaron de buscar y se tiraron a descansar – conducta totalmente insólita.

Los guardabosques decidieron que el pequeño Alfred debió haber caído en el río (a pesar de que los sabuesos habían seguido el rastro en tierra) y se dispusieron a dragar las aguas, cuando sucedió otro hecho insólito.

Otra pareja de excursionistas se acercó a las autoridades para contar la experiencia que habían tenido en el bosque durante esos días. Esta pareja había acampado a una altura dos mil pies por encima de la familia Bullard, en el monte Chapin. Mientras que almorzaban, oyeron un ruido que les hizo mirar hacia una ladera cercana: llegaron a ver un niño mirándoles fijamente desde una saliente rocosa antes de dar la vuelta y desaparecer. Al mostrarles fotos del joven Alfred, los excursionistas afirmaron que ese era el pequeño que les había mirado desde la saliente.

Las autoridades convinieron en que no había forma alguna en que un niño de tan corta edad pudiese llegar a esa elevación sin ayuda, y organizaron un equipo de veinte hombres que ascendió la ladera del monte Chapin hasta la saliente indicada. La batida no tuvo éxito, y no volvió a saberse nada de Alfred Bullard hasta el sol de hoy.

Cabe señalar – como recalca David Paulides – que esa saliente había recibido mucho antes el tétrico mote de “el nido del diablo” (Devil’s Nest) por motivos totalmente desconocidos.

Paulides no es el único autor en investigar estas peculiaridades. Juanitta Baldwin y Ester Grubb, autoras del libro Unsolved Disappearances in the Great Smoky Mountains, han seguido de cerca las pesquisas en torno a las desapariciones de tres mujeres en esta región del estado de Tennessee (famosa por el rodaje de “El último de los mohicanos” de Daniel Day Lewis y Madeleine Stowe). Una de las jóvenes desaparecidas – Trenny Lynn Gibson – tenía 16 años cumplidos el 8 de octubre de 1976 cuando acudió al parque nacional Great Smoky Mountains con cuarenta estudiantes de su colegio en Knoxville. Los estudiantes se dividieron en pequeños grupos para caminar a lo largo de los distintos senderos, y Gibson se unió a varios de estos grupos de exploración. No se le volvió a ver después de las 15 horas ese día, y a pesar de búsquedas intensivas, se desconoce su paradero hasta la actualidad. Y es tan solo una de muchas desapariciones que se han producido en esta zona con el paso de las décadas.

La web nos brinda recursos valiosísimos que presentan más casos insólitos. The Doe Network http://doenetwork.org/cases/3370dmny.html incluye informes como la desaparición de Douglas J. Legg (caso 330DMNY), niño de una familia acomodada de la ciudad de Oswego en el estado de Nueva York, que desapareció el 10 de julio de 1971 en la reserva privada de Santonini en el lago Newcomb. Los senderos de la zona forman parte del imponente macizo Adirondacks, y a sus 8 años de edad, Douglas ya estaba acostumbrado a las largas caminatas de sus parientes en la zona, y había ascendido el pico más elevado de la comarca, el monte Marcy. Según el expediente, Douglas había regresado a la cabaña de su familia para cambiarse de ropa, pero el chico despareció en algún punto de ese sendero.

La búsqueda de Douglas duró seis semanas y ocupó los esfuerzos de 600 voluntarios. Helicópteros, perros de rastreo y hasta clarividentes se unieron al esfuerzo sin resultados positivos. Se nos dice que en 1993 se llevó a cabo una búsqueda incentiva tanto en un lago seco del condado de Lewis como en una isla de 10 hectáreas en el lago Newcomb sin encontrar restos humanos.

Este río de información desemboca en un mar de conjeturas. ¿Quién o quiénes son los responsables de estas desapariciones? Los libros de David Paulides sobre Bigfoot sugieren la posibilidad de que los jóvenes varones que desaparecen son secuestrados por estos homínidos con fines de hibridaje, ofreciendo como prueba de esto dibujos de un “bigfoot” de características claramente humanas en el norte de California. Lejos de ser simios, argumenta Paulides, los “pie grande” son una subespecie humana desconocida que procura evitar el contacto con la civilización, aunque las tribus nativoamericanas afirman mantener relaciones amistosas con ellos.

Tampoco podemos descartar las acciones de grupos renegados de montañeses como Don Nichols y su hijo Dan, quienes secuestraron en 1984 a la atleta Kari Swenson mientras que entrenaba para las Olimpiadas en las altas montañas “para servir como esposa” al joven Dan. Hay posibilidades más tétricas aún, como la posibilidad de que una familia de caníbales en las montañas se dedique a prácticas sanguinarias, como la familia Gregg de la región inglesa de Devon en el siglo XVIII. Según la información disponible, los Gregg mataron más de mil viajeros, robándolos y devorándolos en su cuevas.

Podemos especular también sobre elementales, jinas y otros seres que aún conservan su fuerza en los lugares remotos de nuestro mundo y que se divierten secuestrando a los humanos con fines totalmente desconocidos. Esta es la posibilidad más intrigante, ya que ha sido traída a colación en otros foros.

En el 2010, la página web www.unknowncountry.com del escritor Whitley Streiber recibió un mensaje fascinante de un ingeniero radiofónico llamado Alan Lamers, encargado de instalar estaciones de radio en las selvas de la isla de Sulawesi (Celebes) en Indonesia. En su mensaje, Lamers explicaba que una de sus misiones había sido la de instalar una estación en la aldea de Sadu Batu en el sur de la isla de Sulawesi. Se le dijo que no llevara ninguna prenda de vestir de color amarillo, ni ningún otro color subido. Solo podía ir vestido de blanco o negro, y lo segundo era preferible. Asombrado, Lamers preguntó el motivo de esto. “La gente que usa colores intensos desaparecerá”, le contestaron.

Temiendo ofender a los aldeanos, Lamers hizo lo correcto. Al llegar, descubrió que todos los aldeanos iban vestidos de negro. El ayudante de Lamers, sin embargo, optó por ponerse un par de calcetines amarillos.

Al regresar a su hospedaje, el ayudante de los calcetines amarillos se enfermó repentinamente, vomitando de una forma tan intensa que los presentes se quedaron atónitos. Se recuperó al día siguiente y confesó su osadía al haber roto el tabú de tribu, con un detalle adicional: sintió que algo que le había mordido la pierna derecha, dejándole rasguños impresionantes. Los aldeanos intercambiaron miradas, diciendo que el técnico había tenido mucha suerte. Por regla general, la gente desaparecía.

Lamers pasa entonces a contar las experiencias de una mujer de la ciudad de Palopo en Sulawesi. Su primo y cuatro miembros de la familia habían ido a explorar una montaña localizada a una hora de camino. Pasaron los días y el grupo familiar no regresaba. La mujer se vio obligada a conseguir escasos fondos para contratar un grupo de rescate, integrándose al mismo para realizar la búsqueda. Después de un mes en las montañas, consiguieron localizar un solo sobreviviente – su hermano.

Desnutrido y demacrado, el hermano no recordaba lo sucedido. Estaba tan traumatizado que no pudo hablar por varios meses.

Escribe Lamers: “Le pregunté a mi amiga sobre su opinión de lo que había sucedido. Ella dijo que los responsables eran los jinas. Jina es la palabra árabe para demonio. Dijo que muchísimas personas habían desaparecido en las montañas debido a los jinas. Le pregunté a mi amigo el ingeniero sobre esto, y me dijo que sucede a menudo. Culturas enteras han tenido que enfrentar este problema. Se visten de negro porque creen que esto les permite cruzar las selva sin ser detectados por la cosa que se lleva a la gente.”

Posteriormente, Lamers pudo conversar con el hermano de su amiga, sobreviviente de la gira a la selva. El sobreviviente había desarrollado el don de ver a los “jin kurcaci” en el idioma la tribu bugis – “diablillos” enfrascados en los que se denomina “penculikan” o secuestros. Nadie sabe el motivo de estas actividades. Los secuestrados regresan a veces, a veces no. Son criaturas diminutas de nariz pequeña, ojos pequeños y negros, pero con bocas muy anchas.

“El chico también pudo ver un animal que no pudo reconocer”, dice Lamers en su mensaje. “Eran bestias del tamaño de un caballo con enormes astas. Pudo ver manadas de ellos sin poder comprender de dónde venían, ni por qué había tantos de ellos. No hay ningún animal con esas características en todo Sulawesi”.

Wednesday, April 11, 2012





Aventuras en el desierto: Adamski ¿fraude o visionario"


El inexorable paso del tiempo ha hecho que muchos interesados en el tema ovni / paranormal hayan olvidado a ciertas figuras históricas. Entre estos se destacan los gemelos Ray y Rex Stanford, que contribuyeron de manera considerable a las investigaciones y al pensamiento sobre estos temas en las décadas de los ’60 y ’70. Uno de sus proyectos científicos más significativos lo fue Project Starlight, el intento de comunicarse con los ovnis mediante un rayo láser en un campo baldío en la oscura inmensidad del estado de Texas en 1975.

En 1978, el investigador ovni Jerome Clark, en aquél momento con la revista SAGA UFO REPORT, tuvo la oportunidad de entrevistar a Ray Stanford sobre el fenómeno ovni, y entre los temas a tratar surgió el misterio de George Adamski – contactado, timador, maestro o propietario de un negocio de comidas rápidas, o tal vez las cuatro cosas. Esta fue la respuesta que diera Stanford en aquel momento sobre aquel controvertido pionero de los OVNIS.

Jerome Clark: En la década de 1950 eras allegado del fallecido George Adamski, cuyos alegatos de contacto con extraterrestres benevolentes fueron y siguen siendo materia de controversia. ¿Cómo llegaste a conocerlo?

Ray Stanford: Leí su libro (escrito con Desmond Lesley) Flying Saucers Have Landed cuando lo publicaron en octubre de 1953. Adamski fue la primera persona que reclamaba estar en contacto con los seres de los OVNI. Su historia me gustó y la acepté. Debo señalar, sin embargo, que yo tenia 15 años de edad en aquel momento. De todos modos, le escribí y me contestó. Estuvimos en contacto y finalmente llegué a conocerlo por primera vez en el verano de 1956. Me cayó bien como persona. Me di cuenta enseguida de que era un bebedor empedernido, pero también llegué a vislumbrar su aspecto gentil, bondadoso y artístico, que fue revelando con el paso del tiempo. Nos mostró muchas personas que había realizado y que estaban muy bien hechas. Como pintor que soy, me impresionaron mucho. Adamski tenía destrezas técnicas y artísticas considerables. Yo seguía creyendo en sus historias platilleras. No fue hasta que comenzó a decir ciertas cosas que me puse sospechoso, pensando que Adamski hizo lo que hizo por afán de lucro solamente, creyendo por igual que de paso podía hacer el bien.

Jerome Clark: ¿Y qué cosas te comentaba?

Ray Stanford: Fueron varias cosas. Una revelación particularmente impactante tomó lugar en 1958, cuando fui a verlo con mi hermano Rex, quien nunca aceptó a Adamski desde el principio. Bill Hamilton, que aún vive en California, estaba ahí. Adamski comenzó a rememorar el pasado con nosotros. Nos dijo, en su pesado acento polaco: “Chicos, ustedes son demasiado jóvenes para saber la clase de cabrón que era [el Presidente F.D] Roosevelt. Ustedes no saben nada sobre la Prohibición, pero no importa. Durante la Prohibición fue que tuve la Sagrada Logia de Tibet. Era un montaje. Oigan, lo importante era hacer el vino. Se suponía que íbamos a celebrar ritos religiosos. Podíamos hacer nuestro propio vino y las autoridades no podían interferir con nuestra religión. ¡Pude hacer suficiente vino para la mitad del sur de California! De hecho, chicos, yo era el contrabandista más importante de estos lares. Entonces llegó este Roosevelt y levantó la Prohibición. De no haber sido por ese hombre Roosvelt, no hubiese tenido que meterme en esta bazofia de los platillos”. Después de escuchar esto, hubiese sido tonto en seguir creyendo en Adamski. En un sentido, nos decía que su verdadero motivo por afirmar la realidad de sus contactos ovni era monetaria, y que nunca hubiese dicho nada si le hubiese sido posible conservar su lucrativo negocio de contrabando de licores. Algunos dirán que esto no supone una confesión. Lo fue para mi, porque solamente una hora antes de esto, Adamski había hecho una declaración muy interesante. Me dijo: “Ray, oye, nunca tuve que ir al espacio para tener conocimiento sobre las naves espaciales. Caray, supe de ellas y estuve en ellas muchos años antes. Sube a la oficina y verás en el anaquel un libro que se titula Pioneers of Space, y que escribí en 1940. Ese libro te lo dirá todo, al igual que Inside The Space Ships. Lo único que tuve que hacer fue proyectar mi inconsciente hacia los seres que estaban allá afuera y pude verlos, y ver lo que hacían en sus naves. Sube y mira. Lo escribí todo en aquel entonces.”
Pues subí a la oficina y encontré las conversaciones casi idénticas con seres a bordo de las grandes naves nodrizas que salían en Inside the Space Ships. Hasta salía el Gran Maestre. Exactamente en la misma forma en que “la misteriosa imagen del Ser Infinito” aparece en el muro en las páginas en Inside the Space Ships, y que [Adamski] luego afirmaría haber visto durante una visita física a las naves. Fue cuando regresé de haber consultado ese libro que me hizo su confesión sobre la Sagrada Logia de Tibet y el contrabando de licores. Francamente, esa fue la última vez que visité a George Adamski, y creo que fue con justa razón.

Jerome Clark: ¿Consideras que había algo de cierto en las historias de Adamski, o crees que eran completamente inventadas? Algunos suponen que tuvo una experiencia real, pero que posteriormente le añadió los elementos de fraude.

Ray Stanford: Pues no lo sé, a decir verdad. Adamski se lo inventó en gran medida, pero también llegué a conocer a su técnico fotográfico, el difunto Norman S. Kossuth, un hombre bueno y sincero. Una noche, Kossuth, a quien conocía bastante bien, me llevó a su apartamento con algunos amigos y nos mostró todo el pietaje a color que Adamski supuestamente había tomado de los ovnis. En un momento dado, nos enseño una película y dijo que cuando los objetos pasaron a plena luz del día, pudo ver a Adamski tomando fotos. Ahora bien, estoy tan seguro como puedo estarlo de que Kossuth no mintió sobre eso. Aún así, Norman nos presentó otras películas que francamente consideraba como trucadas por Adamski.

Jerome Clark: Una pregunta obvia sería: ¿por qué trucaría fotos una persona que ha tomado fotografías aparentemente muy cercanas y auténticas?

Ray Stanford: Creo que se trataba de una racionalización, fundamentada tal vez en su creencia sobre la realidad de los OVNI, habiéndolos visto y habiéndolos fotografiado. Adamski pensaria, “bueno, si es la verdad y puedo convencer a la gente emperifollando el asunto, ¿porque no? Le meteré un poco de filosofía positiva que ayudará al mundo y me ganaré la vida, de paso”. Aparte del carrito de salchichas que regentó en el Monte Palomar por algún tiempo, [Adamski] no tenía otra fuente de ingresos. Tienes que entender que Adamski había vivido una vida muy dura como emigrante polaco que llegó a los Estados Unidos a los 2 años de edad. Luego atravesó la Primera Guerra Mundial, y por eso lo sepultaron en el Cementerio Nacional de Arlington. Creo que pensaba que el mundo le debía el porvenir después de tantos sinsabores en su vida. Pero en cuanto a los contactos, te puedo hablar la noche entera sobre las cosas raras que él y otros nos contaron. Me contaron lo suficiente como para pensar tal vez algo llegó a suceder. Por ejemplo, toma la primera famosa experiencia en el desierto, la del 20 de noviembre de 1952, el contacto con el venusino Orthon. La narración, como tal, resulta absurda, pero tiene aspectos muy raros. Conocí algunas de las personas que estuvieron con [Adamski] en el desierto. Dijeron que sintieron haber visto una supuesta nave nodriza pasarles por encima y luego vieron algo destellante en la distancia mientras que Adamski hablaba con Orthon. Pero la figura era tan distante que no llegaron a ver mucho.

Jerome Clark: ¿Dijeron que estaba hablando con la figura?

Ray Stanford: Podían ver que hablaba con una figura humana, pero estaba tan mal definida que no podían identificar nada sobre ella. El dibujo de Orthon en Flying Saucers Have Landed era un trucaje, según George Hunt Wiliamson, porque dijo que no pudieron haber visto semejante detalles ni con prismáticos. Podían determinar que se trataba de una figura humana. Los detalles fueron suministrados posteriormente y no me sorprendería saber que Adamski, siendo tan buen dibujante, ejecutó el dibujo por si mismo. Se supone que lo hizo Alice Wells, pero no me lo creo por nada.

Jerome Clark: ¿Pudo haber tenido Adamski un cómplice en el desierto?

Ray Stanford: No lo sé. Williamson jura, mientras maldice a Adamski con cada resuello, que Adamski no les dijo dónde ir ese dia. Betty, la esposa de Williamson, me lo confirmó antes de morir. Una vez que llegaron al desierto, Adamski dijo que tenia la sensación de Williamson era el que tenía que dirigirlos. Williamson me dijo que así lo hizo, y que él fue el que eligió el lugar a donde acabaron. Así que, ¿cómo sabría Adamski decirle a su cómplice donde encontrarse con él, si suponemos que la figura en el desierto era en efecto su cómplice? Supongo que es posible que por una muy grata casualidad, algún gambusino le haya dado los buenos días a Adamski. Pero siguen la dudas. Que hacer con la nave nodriza que vieron? Betty juró haberla visto. Lo único que sé es que mis contactos con Betty me dejaron con la impresión de que se trataba de una mujer que no mentiría sobre esto. Y he escuchado a Williamson maldecir a Adamski por horas, haciendo el listado de todos sus defectos, pero insistiendo a la vez que algo sucedió allá afuera. Que efectivamente vieron ovnis y que vieron a Adamski hablando con alguien en la distancia. Es un acertijo. Yo diría que es muy posible que exista un grano de verdad en las afirmaciones de Adamski. Un grano muy diminuto, que conste.

(Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi)

Tuesday, April 10, 2012

John Keel: OVNIS y la evidencia clínica















OVNIS y la evidencia clínica
Por John A. Keel
Revista SAGA UFO REPORT, Marzo 1978


La evidencia mas contundente del fenómeno ovni es la que menos se ha investigado y la que menos se ha entendido. Se trata de lo extraños efectos médicos que a menudo torturan a los testigos de la actividad OVNI. Pocos médicos se han interesado en el fenómeno, y aun menos han tendido la oportunidad de examinar testigos inmediatamente después de sus experiencias. Así que carecemos de literatura médica definitiva sobre el tema, y la mayoría de los investigadores de OVNIS han tenido que conformarse con la colección de trozos de metal, las tediosas mediciones de misteriosos agujeros en la tierra, y el estudio minucioso, pero a menudo inútil, de fotografías tomadas al azar. A menudo se ha hecho caso omiso de los testigos en sí.

Dos de los efectos clínicos más comunes son los ojos negros (correcto – igual que si se les hubiese dado un puñetazo) y las extrañas marcas rojas que salen en el cuello, a menudo justo por debajo de la oreja derecha. Los testigos recuerdan haber recibido un golpe en el rostro o en el cuello antes de caer en un estado de trance o de coma. Muchos recuerdan haber sido penetrados por agujas largas o instrumentos alongados, a menudo en torno al abdomen, y las punzaduras permanecen visibles por días después de la experiencia. Otros recuerdan la extracción de sangre de sus barbillas o gargantas y algunos tienen lesiones cutáneas que pueden perdurar por meses.

Si los ovninautas estan realizando experimentos médicos en sujetos humanos, un estudio minucioso y competente de estas heridas nos puede proporcionar huellas sólidas sobre la naturaleza exacta de dichos experimentos. Desafortunadamente, existe la tendencia de especular sin antes haber consultado a los especialistas médicos, y las manifestaciones de estas heridas han inspirado rumores de todo tipo. Se han explicado las sondas abdominales, por ejemplo, como un medio para explorar los ovarios de las hembras. En realidad, insertar una aguja larga en el ombligo no sería la forma mas lógica de llegar a los ovarios y se correría el riesgo de perforar los intestinos y la vejiga. Los dolores abdominales han sido reportados con frecuencia en los cuentos de hechicería, en los encuentros con el diablo, y otros eventos esotéricos, a si que es muy posible que estos modernos eventos ovni tan solo sean una versión actualizada de un fenómeno sumamente antiguo. La creencia de que el plexo celiaco (o solar) es un centro vital de actividad psíquica se basa en dichos reportes. El plexo solar es, de hecho, un centro del sistema nervioso y contiene algunos nódulos linfáticos significativos. Las sondas abdominales tal vez tengan como propósito el drenaje de fluido de los nódulos linfáticos.

¿Y que son los nódulos linfáticos? Fundamentalmente, son órganos en forma de frijol cuyo propósito principal consiste en filtrar material toxico e infeccioso de la corriente sanguínea y destruirlo. Cuando nos enfermamos, los nódulos tienden a inflamarse. Es por este motivo que su medico de cabecera automáticamente palpa debajo de su barbilla y su garganta, y a veces la ingle, durante un reconocimiento. Los nódulos linfáticos se encuentran en todas estas zonas, al igual que en las axilas y otros sitios. Las marcas rojas, a menudo del tamaño de una moneda de estadounidense de 25 centavos, y que aparecen en los cuellos de muchos contactados de los OVNIS yacen directamente sobre estos nódulos. Si los seres quieren extraer y examinar fluido del sistema linfático, el método mas fácil de hacerlo seria perforando la barbilla o el lado del cuello. Puesto que poca gente tiene conocimiento de los nódulos linfáticos, automáticamente supondrían que se les extrae sangre de la barbilla o del cuello. EL procedimiento seria casi idéntico a la extracción rutinaria de una muestra de sangre.

Ahora tenemos cientos de casos en que los testigos pensaban que los seres de los OVNIS les extraían muestras de sangre. En muchos de estos casos, los testigos quedaban expuestos a un gas desconocido, o se les daba una pastilla o se les pedía ingerir un liquido. De esta forma, una sustancia foránea, tal vez hasta venenosa, entraba a sus cuerpos. Posteriormente, se pudo haber extraído fluido del sistema linfático para estudiar la eficiciencia del cuerpo humano en deshacerse de esas toxinas.

Otra posibilidad es que los sujetos recibían una droga, tal vez un alucinógeno, y al finalizar su experiencia, se les extrajo fluido linfático sencillamente para asegurar que sus cuerpos estuviesen funcionando correctamente y que no sufrirían secuelas.

En otras palabras, algo mucho más sofisticado que la toma de muestras de sangre ha tomado lugar en estos casos. El muestreo aleatorio de sangre carece de sentido, de todas formas. Hasta nuestras propias técnicas medicas son tan avanzadas que un buen laboratorio requiere tan solo una muestra de sangre para detectar toda clase de padecimientos y enfermedades.

No debemos pasar por alto, sin embargo, el hecho de que la sangre desempeña un papel importante en los misterios esotéricos de los ’70. Miles de animales en distintos países han sido mutilados en zonas de actividad ovni, y en cada caso, los cadáveres aparecen vaciados de su sangre. Esto significa que alguien ha tomado el trabajo de recolectar varios miles de toneladas de sangre animal con fines desconocidos. Seria igual de fácil para los mutiladores atacar a seres humanos en condiciones aisladas y dejarlos sin sangre...si es sangre lo que buscan. Pero esto no ha sucedido. A menos, por supuesto, que los miles de personas que desparecen anualmente de manera completa e inexplicable han sucumbido a estos vampiros modernos.

El síndrome del ojo morado es tan enigmático como el de los exámenes de los nódulos linfáticos. Se relaciona más a menudo con el fenómeno de los Hombres de Negro (HDN). La gente que afirma haber recibido la vista de los misteriosos MIB a menudo sufren de ojos morados, que – según dicen – fueron la consecuencia de un golpeo propinado por un HDN. Existen distintos tipos de HDN y parecen estar estrechamente ligados al fenómeno OVNI en alguna forma extraña. Mientras que algunos contactados conduciendo solos a lo largo de carreteras remotas afirman haber sentido un dolor agudo cuando los toca un ovninauta, o si se les golpea en el lado el cuello (dejando marcas rojas visibles posteriormente), la victima de los MIB a menudo es subido a la fuerza a un coche, donde reciben un golpe a la cara o se les expone a un gas o fármaco. Las dos clases de experiencia son sorprendentemente parecidas. Algunas formas de contacto físico directo, a menudo de naturaleza violenta, parece formar parte necesaria de estos encuentros. Pero, ¿por qué?

Sabemos que el lavado cerebral juega un papel importante en los contactos con OVNIS. Sabemos que muchos testigos recuerdan vivamente episodios falsos – o confabulaciones – que han sido plantadas en sus cerebros, aparentemente para encubrir lo que realmente les sucedió. Así que su memoria del golpe al ojo puede ser tan falso como el recuerdo de la aguja que penetró sus entrañas. Sin duda sucede algo físico, pero tal vez no sea lo que recuerdan.

Una forma de cirugía cerebral moderna consiste en internarse en la orbita del ojo para llegar a los nervios, etc. mediante dicha cavidad en vez de taladrar un agujero en el cerebro. Aquellos pacientes que han expuesto a esta impresionante cirugía acaban con impresionantes ojos morados que duran muchos días.

¿Será que los testigos que emergen de un encuentro OVNI o con los HDN con un ojo morado han sido sometidos a una delicada cirugía cerebral? Da miedo pensarlo, paro los investigadores en todas partes del mundo han recopilado una montaña de datos que indican que los testigos del fenómeno OVNI atraviesan repentinos cambios de personalidad y de vida, pudiendo haber experimentado una cirugía cerebral radical.

Por muchos años, los ovnílogos se enfrascaron en la tarea de tratar de comprobar la realidad de los OVNIS a un mundo escéptico. Durante esos años, la mayoría de los investigadores intentó hacer caso omiso de los aterrizajes e informes de contacto, y nunca se le ocurrió a nadie (con la posible excepción de la CIA) realizar experimentos a profundidad con los testigos de los OVNI. El resultado fue que pocas personas intentaban indagar lo que los OVNIS hacían aquí en nuestro medio. Y tenían que haber estado haciendo algo. Ahora tenemos atisbos de ese “algo”. Estan realizando estudios altamente complejos del cuerpo humano. Para llevar a cabo este programa sin crear sensaciones de temor, sospecha o ansiedad, generaron una cortina de humo de guerra psicológica, generando absurdas historias de con tactismo, creando situaciones contradictorias que sirvieron para confundir a los investigadores militares y civiles, produciendo fraudes y sandeces que sirvieron para crear desavenencias entre los pocos civiles que se atrevieron a tomar el asunto en serio. Estas tácticas tuvieron un éxito enorme. Si hubiésemos tomado en cuenta los aspectos clínicos antes, dedicándonos al estudio de la gente en que los OVNIS parecían estar más interesados – los testigos de los encuentros cercanos – pudiésemos haber desarrollado respuestas sólidas a las interrogantes que ahora comienzan a plagarnos.

Si los ovninautas estan interesados en nuestros sistemas linfáticos y los otros mecanismos defensivos del cuerpo humano, tal vez esas lucecillas en el cielo nocturno acaben por preocuparnos a todos.

(Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi (c) 2012)