Thursday, May 27, 2010

35 años después: el horror de Amityville

35 años después: La verdad del “horror de Amityville”
Por Scott Corrales, Arcana Mundi (2010)

Esta semana nos trajo la noticia de que la famosa y legendaria casona del "horror de Amityville" estaba a la venta por USD $1.1 milliones.


El “horror de Amityville” bien puede ser uno de los libros de mayor venta de todos los tiempos – testimonio al genio del escritor Jay Anson -- capturando los 28 días de terror experimentados por la familia Lutz durante su breve estadía en 112 Ocean Avenue, una casona de aspecto singular en el suburbio neoyorquino de Amityville. A los pocos años saldría una película protagonizada por James Brolin y Margot Kidder (la Lois Lane de Superman) que pasaría a convertirse en uno de los éxitos taquilleros de 1979.

Pero no todo lo que reluce es oro. En febrero de 1976, el parapsicólogo Peter A. Jordan y el investigador Rick Moran de la Psychical Research Foundation de Durham, Carolina del Norte, comenzaron su propia investigación del caso ocurrido dos años antes. Sus pesquisas revelarían al mundo que los eventos que tomaron lugar en la hoy célebre casona fueron perfectamente mundanos y que la información que se dio a conocer fue inflada y distorsionada por la prensa del momento.

El escrito presentado por Jordan y Moran a la organización paranormal de marras, y que sería dada a conocer por la revista Saga UFO Report en su ejemplar de Junio de 1978, indica que la familia Lutz dio a conocer tan solo un evento paranormal: una ventana que se abrió por sí sola en el tercer piso de la casa, concretamente en la habitación ocupada por los niños de la familia. George y Cathy Lutz afirmaron haber sentido “sensaciones raras, temor a fuerzas externas hirientes, y una sensación de hostilidad y depresión que emanaba de su nuevo hogar.

El libro “Amityville Horror” – según los investigadores – presentaba una pléyade de eventos anómalos que iba en aumento: el estruendo de un conjunto musical a las tres de la madrugada, ventanas que se abrían solas, puertas arrancadas de sus goznes por manos invisibles, cambios inexplicables de temperatura, un cerdo de ojos rojos llamado “Jodie”, una sustancia parecida al alquitrán que emanaba de los inodoros, casos de levitación, sustancias gelatinosas que salían de las rendijas y del techo, hedor a excremento...detalles que han pasado a convertirse en constantes del cine de horror, dicho sea de paso.

El 13 de noviembre de 1974, Ronald DeFeo, de 24 años de edad, mató a sus padres, sus dos hermanas y dos hermanos mientras que estos dormían en su casa en Amityville, Nueva York. El 18 de diciembre de 1974, el matrimonio de George y Cathy Lutz compraría la casa, solo para abandonarla 28 días a la postre.

“El propósito de nuestra investigación”, escribe Jordan, “ consiste en descubrir exactamente que aconteció en 112 de Ocean Avenue a George y Cathy Lutz durante 28 días en el invierno de 1975-76. Para confirmar o desmentir los alegatos que aparecen en el libro The Amityville Horror, debemos examinar el texto pagina por pagina, investigaron cada posibilidad e informe. Durante la entrevista, el Sr. Anson (el autor) admite que ha habido licencia artística, matización de los hechos y cambios en la secuencia de los eventos para contribuir al “flujo” del libro...debemos decir desde este momento que Anson es un buen escritor; sin embargo, es mal reportero. El mismo nos ha recordado que no es “periodista”, y que sus créditos literarios incluyen actividades como la de guionista para el rodaje de El Exorcista”.

“La primera discrepancia significativa tiene que ver con un personaje central en el libro – el sacerdote que bendijo la casa cuando la familia Lutz se mudó a 112 Ocean Avenue. En el libro, el cura es conocido como “el padre Mancuso”. El sacerdote es, de hecho, un cura real en la diócesis de Rockville Center, Nueva York, cuyo nombre no podemos divulgar, ya que se encuentra enfrascado en una disputa legal contra varios individuos que han relacionado su nombre con el caso Amytiville. Resulta que el cura también es abogado en cuestiones de divorcio, cuando una de las partes solicita la disolución del contrato matrimonial por cuestiones religiosas. Fue así que Cathy Lutz llegó a conocer al padre, quien le aconsejó durante la disolución de su matrimonio. Posteriormente, Cathy le presentaría a George Lutz – quien no era católico – para recibir instrucción en el catolicismo. Es posible que el cura haya bendecido la casa el día de la mudanza. Pero lo que queda claro es esto: El padre está avergonzado por el libro y la publicidad resultante, al grado que se niega a hablar públicamente sobre el tema. Las declaraciones hechas por la diócesis y por los allegados del sacerdote nos llevan a pensar que el libro carece de autenticidad, y que no puede encontrarse conexión alguna entre los eventos que se desarrollaron y la que sale en el libro. Lo evidente es que muchos de los incidentes que aparecen en el libro fueron exagerados o distorsionados con fines sensacionalistas, o son totalmente ficticios”.

El escrito de Jordan y Moran pasa a desmentir aspectos clave (y que recordamos vivamente) del caso Amytiville:

1. La voz que ordenaVáyanse!” (Get out!). El padre Casola, pastor de la rectoría de Sacred Heart, no cree que el sacerdote estuvo presente. La frase aparece originalmente en el articulo escrito por Paul Hoffman en abril de 1977 para la revista Good Housekeeping. Sin embargo, Hoffman no menciona la presencia de voces en la casa, aunque indica que los Lutz intentaron realizar un exorcismo por su propia cuenta: George Lutz era el que gritaba “¡Vayanse!” de cuarto en cuarto como parte del rito.

2. El libro indica que a las 3:15 de la madrugada, George Lutz encuentra que la puerta principal ha sido arrancada de cuajo y que entra un viento frío. Posteriormente leemos que otra puerta ha sido destruida por manos invisibles y que puede verse la entrada de una figura rara. Lutz nunca se puso en contacto con la policía como resultado de estos incidentes, y nunca se valió de armas de fuego, aunque sabemos que las tenía. El Sr. Lutz se limitó a llamar a un cerrajero para reparar los daños. “El libro afirma”, escribe Jordan, “que Lutz llamó a los mismos cerrajeros y trabajadores utilizados por la familia DeFeo. Nos comunicamos con estas personas y ninguna de ellas recordaba los trabajos indicados en el texto.”

3. Los daños. Los investigadores no encontraron evidencia de las reparaciones que salen en libro y tampoco pudieron detectar señales de daño aparente. “Cathy supuestamente lanzó una silla contra una criatura de ojos rojos que miraba por la ventana del cuarto de su hija. Sin embargo, no hay evidencia de este daño y la ventana en particular es tan vieja como las demás en la misma planta. En cuanto a la ventana que se abría por si sola, hemos inspeccionado dicha ventana y hemos visto que se abre por si sola, y es un fenómeno que puede reproducirse en cualquier sitio. Las contrapesas de la hoja de la ventana son más pesadas de lo normal, y cualquier vibración puede hacer que la ventana se abra sola....de hecho, la ventana se abría sola durante la estancia de la familia DeFeo.”

4. El policía que nunca existió. El libro de Anson nos presenta al sargento Al Gionfriddo cuando resulta que esta persona nunca estuvo en el cuerpo de policía de Amityville. “Consideramos que esto pudo deberse a un cambio de nombre para proteger la identidad del policía, pero al entrevistar a los agentes del orden público que participaron en el caso DiFeo y en el asunto de la familia Lutz, no encontramos conexión o relación alguna....después de tres meses de pesquisas, encontramos al Sr. Gionfriddo. Por desgracia, no era un agente de la policía sino un informante a sueldo sin cargo oficial alguno. Las conversaciones entre Gionfriddo y el sacerdote en el texto no eran más que diálogos entre personajes fantasma. Los asuntos que abordaron eran igualmente ficticios y el libro pasa de convertirse en “una historia real” a una obra de ficción distorsionada. Supuestamente, Gionfriddo vio las huellas de un cerdo en la nieve al responder a un llamado de socorro por la familia Lutz.”

5. El diabólico cerdo “Jodie”. La bestia de ojos rojos que habla solo con Missy, la hija menor de los Lutz, y que es capaz de levitarse a dos pisos de altura, también resulta ser un personaje ficticio. No obstante, los investigadores nos dicen que existe un “Jodie” distinto – un gato que vive en una de las casas vecinas. “Lo he visto,” escribe Jordan. “y lo he entrevistado, por así decirlo. Es un gato siamés con la extraña costumbre de sentarse afuera de las ventanas de 112 Ocean Avenue. Sus ojos, al reflejar la luz desde el interior de la casa, adquirirían matices rojizos. El gato ha hecho esto desde la época en que la familia DeFeo ocupaba la casa, y ha mantenido esta costumbre con los inquilinos actuales. Ver un par de ojos rojos que te miran en la oscuridad puede dar miedo, pero Jodie es un gato. No es un cerdo ni un demonio.”

6. Los antecedentes de la casa. El autor del libro indica que la casa fue propiedad de un tal John Ketchum, expulsado de Salem, Massachussets, durante la famosa cacería de brujas del siglo XVII, y que Ketchum está sepultado en alguna parte de la propiedad. Lo cierto, según los investigadores, es que ni Ketchum ni sus descendientes vivieron en Salem. Por consiguiente, nunca fue victima de la cacería de brujas. Tampoco se sabe dónde lo enterraron. “La Sociedad Histórica de Amityville sostiene que Lutz se integró a la sociedad al mudarse al pueblo, pero que ninguno de los datos aportados en el libro puede ser sustanciado por sus expedientes. Jay Anson afirma que los nativos de la tribu Shinnecock utilizaron los predios de la casa para confinar a sus heridos, envejecientes, locos y moribundos, pero la tribu nunca vivió cerca de Amityville, y no tenían por costumbre confinar a nadie.

Jordan y Moran concluyen su escrito de la siguiente forma: “¿Cuál fue el motivo que llevó a George y Cathy Lutz a adquirir la casa en 112 Ocean Avenue? Solo ellos lo saben. Sin embargo, no podemos hacer determinaciones sobre la verdad o falsedad de The Amityville Horror sin examinar racionalmente los hechos presentados en el libro, y luego poniéndonos en el papel de la familia Lutz. Al haberlo hecho, y tras de haber examinado toda la evidencia física disponible, sencillamente no podemos aceptar la narración de Amityville en la forma que la ha redactado Jay Anson. El volumen de información que debería existir sencillamente no existe. Nosotros no nos creemos el cuento. ¿Y ustedes?”