Friday, October 23, 2009

Guerra en el espacio: el X-37B de la USAF

Guerra en el espacio: el X-37B de la USAF
Por Scott Corrales


Mientras que los medios se entretienen con la presidencia de Barack Obama, las varias crisis internacionales que cuecen y la crisis económica mundial, la fuerza aérea estadounidense (USAF) se ha dedicado a perfeccionar su “espacioplano”, el X-37B, en condiciones de secreto casi absoluto.

Se sabe que el X-37B está diseñado para ocupar el morro de un cohete Atlas (Atlas Evolved Expendable Booster), realizar vuelos orbitales de duración prolongada y regresar a la tierra. Se trata de un aparato espacial reutilizable y para usos bélicos, pero su fecha de lanzamiento sigue “en el aire” – la USAF ha programado un despegue para la primavera del 2010, pero sigue en veremos.

Escribiendo para la web SPACE.com, el periodista Leonard David afirma que el “espacioplano” ha estado en vias de desarrollo desde hace varios años en los Boeing Phantom Works (designación que trae a la mente los “skunk works” de Rockwell, que dieron luz al SR-71 y el U-2) con la participación de la NASA y DARPA – la agencia cuya “Darpanet” pasaría a convertirse en la Internet de uso diario.

A pesar de los intentos de David por obtener más detalles de parte de los militares, el mutismo es total. Su artículo incluye la siguiente cita de Gary Wentz, ingeniero en jefe del departamento de sistemas científicos y de misiones de la NASA: “La NASA tiene antecedentes de participacion con el programa X-37 y seguimos vigilandolo, compartiendo información sobre los logros tecnológicos. Anticipamos un lanzamiento exitoso y la recepción de datos sobre las tecnologías punteras que nos interesan, y que incluyen sistemas de protección térmica, orientación, navegación y control, así como materiales para la entrada atmosférica y aterrizaje”.

Se aportan los siguientes detalles: El X-37B tiene 29 pies de largo con alas de 15 pies de envergadura, y un peso total de cinco toneladas al despegue. Al regresar a tierra, la nave haría uso de las pistas de aterrizaje de la californiana base aérea Vandenberg, o el lago seco Edwards.

Algunos han manifestado su preocupación sobre este vehículo, que puede utilizarse para lanzar pequeños satélites militares, efectuar reparaciones, o constituir una plataforma de ataque desde el espacio (Global Strike) o para la destrucción de satélites enemigos, concepto que se barajaba en la década de los ’70 para el trasbordador espacial, aún antes de su lanzamiento.

Wednesday, October 21, 2009

Mutilaciones de ganado: B.Ann Slate y la matanza en las praderas


Mutilaciones de ganado: B.Ann Slate y la matanza en las praderas
Por Scott Corrales -- Arcana Mundi

Hay nombres “olvidados” en la investigación de los fenómenos de alta extrañeza que debemos recordar de vez en cuando. Entre estos exploradores de lo desconocido figura Bárbara Gironda – mejor conocida por su nombre de soltera, B. Ann Slate, cuyos escritos sobre ovnis y lo paranormal llenaron las páginas de numerosas revistas y boletines a mediados de la década de los ’70 hasta que la muerte le sorprendió poco después, en 1979. Se interesó en dos fenómenos apasionantes, sobre todo en aquellos tiempos: las dimensiones paranormales del personaje semihumano conocido como “Piegrande” (Bigfoot) y el misterio de las mutilaciones de ganado, en las que figuraban no solo los ovnis, sino el mismísimo Piegrande, siniestros agentes del gobierno, y seres totalmente extrahumanos. Su artículo “Slaughter on the Prairies” (La masacre en las praderas) aparecido en el ejemplar de septiembre del ’77 de la desaparecida SAGA UFO nos presenta la siguiente narrativa:


“La ausencia de interés federal en la sorprendente cantidad de mutilaciones de ganado no fue sorprendente por dos motivos; primero, el gobierno se vería obligado a admitir la existencia de los OVNIS, y en segundo lugar, revelar algunas de sus nebulosas pruebas con las armas radiactivas más recientes del ejercito. Pero hablaré mas de eso después. Había pistas de la existencia de motivos humanos y no tan humanos – bastaba con buscar en el sitio correcto.

“Un resplandor silencioso y blanquecino merodeaba la comunidad agrícola de Harrah, Washington, en la reserva nativoamericana de Yakima, en agosto de 1975. Se presentaba con regularidad entre las horas de medianoche a las 0500 horas, y se le describía como “poco definida en su contorno” y de forma ovalada o redonda. El OVNI parecía seguir un patrón definido: se cernía sobre la población dormida por algún espacio de tiempo y desaparecía con rapidez hacia el norte, con rumbo a la cordillera Ahtanum.

“El objeto no parecía hacer nada, ni tampoco representaba un peligro, así que los vecinos preferían ignorarlo. Para noviembre, W.J. “Bill” Vogel, funcionario de control de incendios en la reserva Yakima, comenzaba a recibir informes sobre el tema. Una narrativa involucraba a dos granjeros que estaban cultivando sus terrenos de noche y que vieron el OVNI suspendido sobre Harrah. A la par que se marchaba el intruso, su trayectoria le llevó sobre la granja, y al hacerlo, la aguja del amperímetro del tractor se elevó al máximo, indicando una carga casi total. Una vez desaparecido el OVNI, la aguja recuperó su posición normal.

“Luego se produjo el incidente anotado en los precisos documentos sobre la actividad OVNI que conservaba Vogel: la luz brillante descendió sobre un vehículo en movimiento, siguiendo a su estremecido chofer hasta que este pudo llegar a su hogar. Estos incidentes representarían el preludio de otros eventos que comenzarían en diciembre [de 1975].

“Conduciendo hacia el oeste a lo largo de Pumphouse Road una noche, un productor rural se quedó pasmado al ver que una vaca y dos becerros caminaban hacia su camioneta. La vaca mugía, mirando hacia atrás nerviosamente. El ganadero, un observador recto e inteligente que insistía en mantener el anonimato, redujo la velocidad para evitar el impacto contra los animales. Prosiguió su camino lentamente, preguntándose lo que pudo haber causado semejante temor en los animales. La respuesta a su pregunta no se demoraría en llegar.

“En la cima de un montículo, las luces largas de la camioneta iluminaron a tres “hombres” parados en una zanja a lo largo del camino. A la par que se acercaba el chofer, una de las figuras altas se movió al centro del camino con un solo salto – ¡una distancia de casi quince pies! El “hombre” levantó sus brazos en ademán de rendirse.

“El salto pareció haberse realizado en cámara lenta”, informó el testigo a Bill Vogel y a un investigador del Center for UFO Studies. Pero esa reflexión fue posterior. En el momento, el ganadero decidió que pasaba algo raro y extraterrenal y quería alejarse del lugar lo más pronto posible, esquivando la figura con su camioneta. Al hacerlo, pudo mirar bien al intruso desde una distancia de dos pies, y la experiencia fue espeluznante.

“Vestido en un ceñido uniforme negro con una insignia trapezoidal sobre el pecho, el cuerpo enclenque medía unos siete pies de alto. Su rostro era extremadamente alargado, con los labios apartados en una expresión de gruñido, con cabello sucio y maltratado. Lo que contribuía a la irrealidad de la escena era el objeto de color violeta que sostenía la figura en sus manos, y de la que se proyectaba un alambre. Eso, y el hecho de que el rostro alargado era totalmente blanco, “como si estuviese cubierto de harina”

“Regresando a su rancho a toda velocidad, el ganadero tembloroso descubrió que le perseguía un objeto rectangular iluminado. El OVNI parpadeaba, y repentinamente se iluminó el interior de su vehículo “como si alguien hubiese encendido la luz del techo”. La intensidad del resplandor opacaba la iluminación de la consola de instrumentos e irradiaba en una periferia de 10 pies en torno a la camioneta. Permaneció con el ranchero hasta que este llegó a su garaje, saliendo disparado del vehículo para despertar a su familia. El objeto sencillamente desapareció en ese momento.

“A finales de febrero de 1976, otro ganadero y su hijo, enfrascados en la alimentación de sus animales a lo largo de Pumphouse Road, vieron como una luz extraña se desplazaba en las cimas de la cordillera Toppenish para acercarse a ellos. No se sabe si esta vigilancia estaba dirigida hacia los humanos o las bestias, pero dos semanas después, el ganadero y su hijo se quedaron sorprendidos al ver que algunos de sus bovinos corrían a lo largo de la carretera hacia ellos. Las vacas mugían despavoridas, perseguidas por una extraña figura humanoide vestida de negro. La descripción del ser coincidía con la de las extrañas figuras vistas en diciembre de 1975.

“Lo que resaltaron específicamente era el rostro sumamente blanco del personaje,” dijo Bill Vogel.

Podemos pensar que este personaje extraño puede tratarse de un trotapieles (skinwalker), un chamán de la tradición nativoamericana con el don de cambiar de forma, manifestándose como animal o como un ser humano deforme, aunque en 1975 no se hablaba de tales cosas. Las crónicas de las mutilaciones de ganado tampoco se detenían en las reservas nativoamericanas. Dejemos que B.Ann Slate prosiga con su crónica:

“Aunque las huellas de la presencia de los ovni [en el fenómeno de las mutilaciones] son pocas, sí existen, como las huellas con forma de trípode halladas cerca de una vaca mutilada en Dulce, Nuevo México, durante la segunda semana de junio de 1976. El ganadero Manuel Gómez, considerado como “un buen hombre y ciudadano destacado” fue el primero en descubrir una vaca muerta. El animal había padecido una mutilación sexual, con la remoción total de las orejas, la lengua, los befos y el ano, como si se hubiese utilizado un bisturí u otro objeto filoso.”

“Encontramos huellas muy raras”, explicó Gómez. “Las impresiones guardaban el aspecto de un trípode de ventosas que seguían un rastro que conducía a la vaca mutilada. Las impresiones tenían unas cuatro pulgadas de diámetro”.



Durante el transcurso de la investigación, el policía estatal Gabe Valdez manifestó que el sendero acababa unos 500 pies del cadáver del animal, como si hubiesen aterrizado en dicho lugar, ido por la vaca, y luego regresado al punto de partida. Se halló una sustancia aceitosa y amarillenta en el lugar donde ciertos arbustos daban la sensación de haber sido chamuscados. Los informes sobre avistamientos OVNI en la zona coincidían con las muertes del ganado, y con la desaparición del ternero que estaba siendo amamantado por la vaca.

“En octubre de 1975, un OVNI aterrizó en Colorado. Fue visto en un camino de tierra cerca de la aldea de Dolores y descrito como un objeto con dos luces delanteras, como los faros de un auto, rematado por cuatro luces en su parte superior, dispuestas en forma de cuadro. La altura estimada de este vehículo fue de 10 pies de alto, y despegó verticalmente. Claramente impresas en la tierra estaban sus tres patas de aterrizaje, dispuestas en forma de trípode. El diámetro redondeado de cada huella correspondía con las mismas huellas de Dulce, Nuevo México.”


Escribiendo desde la perspectiva del 2009, resulta casi imposible creer que actividades de este tipo pudiesen tomar lugar ahora sin que los medios le dedicaran una cobertura mediática incesante, como sucede con los casos más efímeros y nimios que vemos en las pantallas de nuestros televisores. La televisión por cable era un fenómeno aislado, disponible sólo en ciertas localidades importantes (California, por ejemplo) y no sería sino hasta 1980-81 que surgirían CNN, la desaparecida SNN (Satellite News Network) y otras que hubiesen dedicado atención al tema. Esto no quiere decir que los periódicos no hayan recogido estos casos, o que políticos importantes, como el entonces gobernador de Colorado, Richard Lamm, hiciesen caso omiso del tema. Si nos inclinamos por una tesis sociológica, Estados Unidos atravesaba una crisis económica fuerte, aún se sentían las postrimerías de la guerra de Vietnam y la renuncia del mandatario Nixon. El ciudadano medio no estaba interesado en recibir malas nuevas de origen desconocido, sobre todo cuando se apuntaba que los culpables de estas matanzas pudiesen ser sectas satánicas o reliquias de los ’60, simpatizantes lejanos de Charles Manson y su “Familia”. Las autoridades – encarnadas en la presencia del agente Ken Rommel del FBI, o el comisario Keith Wolverton, autor de Mystery Stalks the Prairie, primer texto sobre las controvertidas mutilaciones – preferían omitir los detalles sobre “carniceros del espacio” para concentrarse en la posibilidad de que estas sectas oscuras fuesen las responsables del tema.


“Desde Wisconsin,” prosigue B. Ann Slate, “nos llega la historia de un granjero que vigilaba de cerca a su vaca, porque estaba a punto de parir dentro del establo. El teléfono sonó repentinamente y un vecino le informó muy emocionado que una luz roja se cernía directamente sobre el establo. Pero para cuando el granjero salió a echar un vistazo, el objeto había desaparecido.

“Pasaron los días y la vaca aún no había parido. El granjero llamó al veterinario para una consulta, y el profesional de la medicina vacuna le informó que la vaca había dado a luz tres días antes. Y la interrogante era: ¿qué había sido del becerro?

“Ese incidente tomó lugar en la primavera de 1975, y en el verano de ese mismo año, pero en Belt, Montana, otro granjero también perdería un becerro bajo circunstancias misteriosas. Su vaca de raza Hereford sería mutilada en un pastizal cerrado y a media milla de la carretera vecinal. La ausencia de pistas confundió a los investigadores, ya que cualquier persona que intentase llegar a la vaca tendría que dejar huellas desde el camino hasta el pastizal. Su becerro, nacido en la primavera, había desaparecido. Los alguaciles del condado de Cascade se vieron obligados a suponer que un helicóptero u otro ingenio volador se había llevado al animal.”

B. Ann Slate colaboraba con Stanton Friedman, el paladín del caso Roswell, y creía no sólo en la procedencia interplanetaria de los ovnis, sino también que los alienígenas requerían infusiones de sangre para contrarrestar los efectos de los viajes espaciales. Esta creencia se fundamentaba en los hallazgos del personal médico de la NASA, que informaban que los glóbulos rojos de nuestros astronautas mermaban a consecuencia de la falta de gravedad en el espacio.

“¿Son suficientemente pequeños los becerros como para ser llevados a bordo de una nave espacial como fuente de hemoglobina, mientras que la nave se encuentre dentro de la atmósfera terrestre? Y al culminar la “visita”, ¿arrojarán los cadáveres a tierra, devolviendo los especimenes a sus propietarios?”

Esta conjetura puede ser ofensiva para algunos, principalmente aquellos que creen que los tripulantes de los maravillosos platillos volantes son nuestros “hermanos mayores” de cabellera rubia y nombres griegos, y para los que rechazan de lleno la posibilidad de que el fenómeno de las mutilaciones de ganado tenga que ver lo más mínimo con extraterrestres. En consonancia con los cánones del periodismo, Slate presentaba en su trabajo las otras posibilidades que se sopesaban en aquel momento, sobre todo la más inquietante: la posibilidad de que la masacre de animales fuese obra del gobierno federal de los Estados Unidos.

Esta hipótesis estaba siendo cultivada por investigadores como Peter A. Jordan, cuyas entrevistas con Manuel Gómez, Gabe Valdéz y otro protagonistas del fenómeno de las mutilaciones han figurado en numerosas revistas y libros sobre el asunto, y también por Seymour Hersh, de renombre internacional por haber destapado la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam, lo que le mereció el premio Pulitzer en 1970.

Hersh estaba convencido de que el ejército estaba utilizando las vacas en el “midwest” estadounidense con dos fines distintos: para someter a prueba sus gases paralizantes y otros “agentes nerviosos” con fines bélicos, y tal vez lo más importante – perfeccionar sus armas láser con fines estratégicos.

“Durante la investigación de un caso de mutilaciones de ganado”, prosigue Slate, “un comisario del estado de Colorado descubrió una mochila militar con bisturí, guantes quirúrgicos, y el pene de un toro. La suposición fue que estos materiales fueron depositados deliberadamente para crear confusión. Tal vez no haya sido así. Tal vez estos implementos representaron el primer paso hacia la respuesta, aunque nadie lo haya reconocido al instante.

“El gas nervioso funciona de la siguiente forma. Los músculos voluntarios caen en un estado de vibración antes de quedar paralizados. Las pupilas, la vejiga y el canal alimenticio (el canal entre la boca y el ano) se contraen, se produce la erección del pene, hay secreciones las glándulas lacrimales y salivarias, y se reduce la palpitación cardiaca. La muerte sobreviene por lo general debido a la asfixia, motivada por la parálisis de los músculos respiratorios.

“Resulta curioso entonces que en las mutilaciones de ganado, la mayor parte de los órganos descritos anteriormente sean los que faltan. ¿Sería posible que estos especimenes, sometidos a prueba mediante autopsia, revelarían que se ha realizado una prueba de gas nervioso?

“Y luego tenemos el arma radiactiva más importante del siglo XX – el láser – cuyas investigaciones permanecen altamente clasificadas. Se sabe que la unidad de pruebas móviles del Army Missile Command tiene la misión de “investigar la factibilidad del uso de los láseres en una variedad de fines militares”.

“La revista Aviation Week & Space Technology (Sep. 8 1975) manifiesta: En semanas recientes, el Army Missile Command ha otorgado contratos para la investigación de dos aplicaciones de rayo láser – HEMLAW (armas láser montadas en helicópteros), cuyo contrato fue otorgado a Bell Aerospace, TRW y Boeing, e INLAW (arma láser de infantería), otorgado a AiResearch, General Electric y Hughes Aircraft. El Ejército no divulgará mas información sobre las metas del proyecto, salvo la indicación de que estos estudios forman parte de sus investigaciones sobre los rayos láser de alga energía.

Los múltiples usos del increíble rayo láser son tema de numerosos artículos que van desde aplicaciones industriales hasta el uso del rayo láser en procedimientos médicos que permiten realizar la cirugía sin derramar sangre. El láser puede cauterizar ulceraciones sangrantes sin abrir la piel quirúrgicamente, y rebanar cualquier porción de la piel sin desangramiento.

“Las mutilaciones son iguales que el año pasado, pero ahora se llevan pedazos de piel”, declaró el comisario Tex Graves de Sterling, Colorado, en Octubre de 1976. “Nos dicen que los depredadores tienen la culpa. ¡Depredadores! Bueno, este es mi rancho y estas tierras son de ganadería. Todo mi personal creció en granjas y en ranchos. Sabemos lo que puede hacer un depredador. Hemos visto estas mutilaciones y no hay forma [de que sea obra de depredadores]”. El comisario Graves es un policía iracundo que ha dicho que no declarará ningún caso de mutilación cerrado “hasta que no se descubran los responsables”.


Aunque todos estamos familiarizados de sobra con los láseres, no solo como entretenimiento en nuestras discotecas, sino como herramientas en los quirófanos de hospitales y consultorios privados, o hasta como juguete, este no era el caso a mediados de los ’70. Hasta los rayos láser portátiles, cuya existencia no fue dada a conocer hasta mediados de los ’80, pueden haber jugado parte en estas mutilaciones, si efectivamente fueron obra del gobierno.

B. Ann Slate escribiría otros artículos posteriores sobre el tema de las mutilaciones de ganado, pero ninguno de ellos con la cantidad de información aportada en este. Su libro sobre el tema, si es que llegó a pensar en reunir todas sus investigaciones en un sólo volumen, se quedaría en el tintero.